Fisiología del Alma 

homeopatía cuenta con avanzados recursos terapéuticos de éxi-
to seguro, pues aplica los principios y las reglas establecidos por 
Hahnemann, que son definitivos, sólidos e inmutables, tanto 
como las leyes que rigen los fenómenos de la vida humana. es 
cierto que los enfermos del siglo XX, además de ser menos elec-
tivos en relación con las dosis infinitesimales de la homeopatía, 
se muestran más onerosos para el tratamiento imponderable 
energético, pues desde la cuna, se saturan de antibióticos, sul-
fas, salicilatos, barbitúricos y toda clase de medicación violenta 
que dejan residuos tóxicos. ante el más inofensivo resfriado, 
flujo nasal o dolor de oídos del bebé, que las abuelitas liquida-
ban con conocimientos de yerbas caseras o aceite caliente, los 
progenitores modernos los someten a la tremenda ofensiva de 
hipodérmicas, que lanzan en la circulación sustancias minerales 
ofensivas y antibióticos en exceso para una tierna organización 
que está despertando a la vida terrenal.

Por eso los homeópatas modernos, en muchos casos, an-

tes de prescribir la medicación fundamental para el enfermo, 
necesitan someterlo a un tratamiento preventivo y específica-
mente desintoxicante, drenando tóxicos y residuos remanentes 
de la medicación inmoderada, maciza y tóxica. En general, los 
enfermos que buscan al médico homeópata, lo hacen después 
de haber “perdido la fe” en la alopatía, cuando se encuentran 
desorientados, saturados de medicamentos y exhaustos por la 
incesante peregrinación a través de los consultorios médicos, 
en los cuales han recibido tratamiento de acuerdo con el tipo 
de la clínica especializada. Aquí, ante un ritmo irregular acu-
sado por el examen del electrocardiograma, el médico señala 
una disfunción cardíaca; allí, examinando la colecistografía del 
mismo enfermo, otro facultativo opina sobre avanzada éxtasis 
biliar o adherencia de la vesícula; allá, después de haber sido 
sometido a nueva serie de radiografías, se puntualiza el diag-
nóstico de la úlcera duodenal con las tradicionales “cavidades” 
de la terminología médica. el paciente, acuciado y viciado en 
la búsqueda de una “enfermedad”, olvidando que su problema 
mórbido es sólo uno y que tiene origen en su psiquismo per-
turbado en esta o en la vida anterior, prosigue sometiéndose a 
nuevos exámenes, placas radiográficas e investigaciones de la-

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