Fisiología del Alma 

quismo bien formado y afecto al dinamismo creador. la creencia 
en las fuerzas magnéticas y la convicción de la supervivencia del 
alma, son factores que operan en la condición electiva. Ya hemos 
explicado que la Homeopatía será la ciencia de más éxito en el 
futuro, porque exige, también, mayor cuota de espiritualidad.

PREGUNTA: – Nos cuesta comprender que la cura por la 

homeopatía pueda ser auxiliada o perjudicada conforme al 
carácter del paciente. ¿Podéis aclararnos mejor ese asunto?

RaMaTÍS: – Si no fuera así, la medicina homeopática ya 

habría curado todas las enfermedades físicas de la humanidad 
terrestre.

el glotón, el falto de piedad, el incrédulo, el libidinoso, el 

alcohólico, el colérico y el avaro, no son pacientes electivos y de 
éxito absoluto para la terapéutica suave y generosa de la homeo-
patía, como lo son el frugal, el piadoso, el pacífico, el honesto, el 
casto, el espiritualista, el abstemio o el manso de corazón. Es la 
ley admirable y exacta de los “semejantes que se curan por los se-
mejantes”, actuando en perfecta afinidad con ciertos caracteres, 
que determina a los primeros el tratamiento y la cura por medio 
de la terapia tóxica y dolorosa de la alopatía; mientras que los 
segundos quedan liberados de grandes sufrimientos, porque psí-
quicamente son electivos a la medicación suave de la homeopatía.

Resulta bien grande la dificultad de los médicos homeópa-

tas, cuando necesitan trasponer el paredón granítico de ciertas 
almas embrutecidas, en donde la terapéutica suave de las dosis 
infinitesimales deja la impresión del esfuerzo que haría el rayo 
de sol para penetrar en el seno de un vaso sucio.

PREGUNTA: – A pesar de vuestras explicaciones, nos ex-

traña que hasta la disposición de la creencia o de la incredu-
lidad espiritual, así como la naturaleza de ciertas virtudes 
opecados, pueda influir en el tratamiento homeopático. Su
acción esencial, ¿no es la de curar el cuerpo físico antes que
la moral del enfermo?

RaMaTÍS: – Puesto que las dosis homeopáticas despiertan 

energías en la intimidad imponderable de las fuerzas creadoras 
del mundo infinitesimal, es obvio también que ejerzan mayor 

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