Ramatís

ritual mediante el cual es supervisada la vida terrenal, encua-
drándose todos sus acontecimientos en una disciplina superior, 
con el fin que cada cosa pueda encuadrarse en su ciclo exacto, 
en beneficio de la evolución general. la técnica evolutiva de la 
vida del hombre determina que, a medida que cierta cosa se 
consolida, otra debe estar pronta para sustituirla en el futuro.

Cuando la medicina alópata mal consolidaba aun sus prin-

cipios fundamentales, organizando su cuerpo doctrinario y dis-
ciplinando la formación médica por el curso académico, la ley 
progresista orientaba los primeros estudios y experimentacio-
nes, todavía indecisos, en la esfera de la Homeopatía.

Samuel Hahnemann y sus devotos discípulos, como espíri-

tus misioneros al servicio del bien de la humanidad, descubrían 
las primeras leyes y establecían las reglas fundamentales de un 
nuevo sistema terapéutico que más tarde deberia imponerse al 
viejo método de curarconvirtiéndose en preciosa contribución 
a la medicina terrenal.

Como los homeópatas se asemejan a valerosos pioneros 

atravesando la selva hostil de los sarcasmos y desconfianza mé-
dica alópata, no pudiendo aun revelar toda la capacidad de la 
homeopatía, el plano espiritual mueve otros recursos terapéu-
ticos, cuyas raíces, por ahora ocultas, parecen basarse en los 
mismos principios que rigen las curas mediante las experiencias 
homeopáticas.

Se trata de la moderna medicina “psicosomática”, que con-

sidera al hombre como algo más importante que una simple 
máquina y pretende tratarlo como una entidad global, un todo 
cuerpo-alma, y considerarlo terapéuticamente en todas sus rela-
ciones íntimas con el ambiente. en consecuencia, es una eficien-
te terapia que servirá para llegar más fácilmente a la psicotera-
pia futura, libre entonces del medicamento material.

Con esta explicación, os será fácil comprender que en el 

tratamiento de la salud del hombre, la ley espiritual va em-
pleando distintas técnicas compatibles con su progreso mental 
y científico, pero procurando siempre su mayor elevación y cura 
psíquica. He ahí por qué los métodos de la medicina bárbara 
del pasado — como la exageración en la cauterización mediante 
el hierro al rojo vivo, la excentricidad de las ventosas, sedales, 

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