Fisiología del Alma
manifestaciones físicas son la parte más elemental o más densa
del hombre. de ahí, pues, haber consagrado la ley que tanto
la salud como la enfermedad vienen de adentro hacia afuera y
de encima hacia abajo, o sea, del alma para el cuerpo; o con su
germinación en lo alto, que es la mente, o en el centro, que es el
sentimiento de la criatura humana.
ese concepto, extremadamente valeroso para el siglo XViii,
despertó muchas sonrisas irónicas y sarcasmo tonto contra el
genio de la Homeopatía. no obstante, la nueva escuela psico-
lógica moderna, que investiga la causa de los desequilibrios
orgánicos en la vivencia psíquica, se familiariza cada día más
con él y comprueba la justicia de los conceptos hahnemanianos.
actualmente, la medicina no opone duda que las perturbacio-
nes mentales, emotivas y sentimentales, alteran profundamente
el cosmos orgánico. el espíritu humano piensa por lo mental,
siente por lo astral y actúa por lo físico, acarreando, hasta la
periferia de su cuerpo, toda la carga mental y emotiva que se
origina en su profundidad espiritual, produciendo las distintas
modificaciones de fondo en ese trayecto oculto para el objetivo.
a través de la mente, circulan “de arriba para abajo” los pen-
samientos de odio, envidia, sarcasmo, celos, vanidad, orgullo o
crueldad, incorporándose, en su pasaje, con las emociones del
llanto, miedo, alegría o tristeza, que tanto pueden modificar la
ética de los sentimientos como actuar sobre el temperamento,
perturbando la solidaridad celular del organismo físico. el cere-
bro es el principal campo de operaciones del espíritu; es el pro-
ductor de las ondas de fuerzas que descienden por el cuerpo y se
gradúan conforme a su campo energético. la onda de la rabia,
cólera o irascibilidad es fuerza que hace crispar hasta las extre-
midades de los dedos; mientras que la onda emitida por la dul-
zura, la bondad o el perdón, afloja los dedos en un gesto de paz.
Se sabe que el miedo ataca la región umbilical a la altura
del nervio vago-simpático, pudiendo alterar el funcionamiento
del intestino delgado; la alegría afloja el hígado y desopila la
bilis, mientras que en el sentimiento de piedad se refleja ins-
tantáneamente en la región del corazón. La oración colectiva
y sincera de la familia ante la mesa de las comidas, es suficien-
te para calmar muchos espasmos duodenales y contracciones
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