Ramatís

abajo, es evidente que la única solución para el problema del 
alcohol consiste en la emigración compulsoria de los terrenales 
bebedores a otro planeta inferior a la Tierra. Gracias a la profé-
tica separación de los buenos y de los malos, a la derecha y a la 
izquierda del Cristo, que simboliza el Amor Universal y que ya 
se está procesando en vuestro orbe para modificar sus destinos 
futuros, es que será posible lograr el éxito en la extirpación del 
vicio del alcohol entre vuestra humanidad.

las profecías milenarias son unánimes en afirmar que en 

el “fin de los tiempos”, todo será restablecido y ese fin de los 
tiempos ya está a la vista. Por eso, a medida que los terrenales 
se desatinan más, más se aprieta el cerco de la rectificación do-
lorosa y crecen las pruebas y tests

 

vigorosos para la definitiva 

selección espiritual.

el Comando Superior divino está procediendo a establecer 

los “tests” necesarios para verificar cuáles son las almas que aun 
podrán renacer en la Tierra en el próximo Milenio del Menta-
lismo, como también está examinando a aquellos que deberán 
repetir, en un mundo inferior, las lecciones espirituales que tan-
to descuidaran, y de las cuales abusaran en el curso primario 
actual. Por eso es lamentable que, justamente en el instante en 
que los terrestres deberían conjugar sus fuerzas para obtener la 
mejor supervivencia física en el seno de las convulsiones geoló-
gicas en eclosión en el planeta, perfeccionando el espíritu en la 
ocasión dolorosa, ¡se preocupan aun más en castigarse ante la 
ganancia recíproca de los lucros efímeros y en el deseo desenfre-
nado del placer animal!

el apóstol Pablo recuerda muy bien la angustia de esos 

días finales, cuando advierte: “en los últimos días sobrevendrán 
tiempos peligrosos” (Timoteo, 3:2). Y luego, agrega: “Para que 
sean condenados todos los que no dieran crédito a la verdad y 
asintieran a la iniquidad.” (Tesalonicenses, 2:11)

El alcoholismo, pues, será barrido de la faz de la Tierra des-

pués de hecha la selección benefactora de la futura humanidad, 
pues la ley Sideral, en todos los planetas primarios, en el tiempo 
justo y fijado renueva la morada física y desaloja al inquilino des-
cuidado hacia otros mundos con los que tiene mayor afinidad, con 
el fin de que se reactive en su proverbial indiferencia espiritual.

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