Ramatís

inmunizándose, contra las torpes embestidas del Más Allá. Mu-
chas de esas regeneraciones han sido posibles bajo la influen-
cia del espiritismo y de las instituciones religiosas, mediante la 
cual muchos desgraciados “vasos vivos”, después de haber sido 
adoctrinados, han conseguido inmunizarse contra la acción de 
sus ocultos dueños del mundo invisible. Los obsesores saben 
eso. Por tanto, así como protegen a sus víctimas para conser-
varlas en la función repulsiva de exóticos alambiques vivos, las 
mantienen inconscientes sobre los peligros de la bebida alco-
hólica. aunque ellos sepan que de ese modo reducen la vida de 
sus cubas carnales en la Tierra, evitan que las fuerzas del Bien 
intervengan en su conciencia despierta y consigan apartarlos de 
la degradación alcohólica. Trabajan, pues, para que los infelices 
alcohólicos no permanezcan por mucho tiempo en posesión de 
su raciocinio, con el fin de que no puedan atender la voz oculta 
de su propia alma o de las adoctrinaciones religiosas.

Así, los obsesores realizan los mayores esfuerzos para apar-

tar a sus obsesados de los ambientes honestos y de los amigos 
que los puedan influenciar contra el alcoholismo y se enfure-
cen cuando ciertas misiones religiosas o miembros de credos 
espiritualistas intentan regenerarlos. algunas veces, llegan al 
extremo de mediumnizar a sus “vasos vivos”, haciéndoles ex-
presar sarcasmos y dichos obscenos, o provocando alborotos en 
los centros espiritistas, templos o locales en donde las personas 
bien intencionadas se reúnen para salvar a los viciosos de todos 
los matices. Bien sabéis cuan difícil se hace encaminar a uno de 
esos alcohólicos a cualquier trabajo espiritista con el objeto de 
regenerarlo, pues aunque él desee ardientemente huir de la terri-
ble fuerza que lo somete al alcohol, todo le sucede de modo tan 
irritable y humillante, que lo hace desistir del intento y hasta 
odiar a aquellos que pretenden salvarlo de su destino tenebroso.

PREGUNTA: – Cuando el alcohólico llega al final de su 

vida degradada, sus obsesores ¿no hacen algo para evitar su 
muerte y el consecuente perjuicio por perder su “vaso” carnal?

RaMaTÍS: – esos espíritus malhechores saben muy bien 

cuando sus “vasos vivos” alcanzan irremediablemente su meta 
final. entonces, los dejan entregados a su terrible suerte, actuan-

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