Ramatís
siempre propensa a “matar el tiempo” o a “pasar el tiempo”,
consumiéndolo generalmente en acciones fútiles, distracciones
banales, lecturas tontas, vicios y pasiones peligrosas que fasci-
nan, divierten y contemporizan la existencia humana, pero que
también fortalecen los lazos kármicos y conservan el alma hip-
notizada por la ilusión de la materia. Nos invita a que realice-
mos con ánimo y sinceridad, las experimentaciones espirituales
en contacto con la vida física, con el fin de ampliar la conciencia
humana en dirección a la Conciencia Cósmica del Padre. Fisio-
logía del Alma
no tiene el propósito de sembrar discusiones de
orden técnico o defender cualquier tesis científica muy al gus-
to académico del mundo material, pues constituye solamente
una tentativa sin pretensiones, deseosa de auxiliar al lector a
despertar un poco más de la “gran ilusión” proporcionada por
los vicios y pasiones de la vida física. la vida es necesaria para
nuestro mayor adelantamiento espiritual, y la debemos
apro-
vechar, por tanto, buscando incesantemente el estado psíquico
que nos libere lo antes posible del seno de las fuerzas agresivas
que nos envuelven vigorosamente. aunque esas energías con-
densadas en la materia sean de gran utilidad al espíritu durante
su educación en la reencarnación, debemos dirigirlas e impedir
que nos gobiernen, tal como acontece con frecuencia con las
criaturas desprevenidas sobre la realidad inmortal del espíritu.
Repito que las censuras y las críticas que pueda merecer la
exposición del pensamiento de Ramatís en esta nueva obra titu-
lada Fisiología del Alma, deben dirigirse exclusivamente a mí,
al médium, al no haber podido transferir al papel la contextura
y profundidad del pensamiento del autor, ni aun aquello que en
noches tranquilas y a distancia del cuerpo físico, él me hizo ver,
oír y sentir, para que lograra mayor seguridad en sus dictados
medianímicos. Ya expliqué al lector en otras ocasiones, que no
soy un médium excepcional, ni un fenómeno medianímico de alta
trascendencia espiritual, como los hay, felizmente, en la siembra
espirita de nuestra tierra; en realidad, conseguí disciplinar y des-
envolver el mediumnismo intuitivo, que me pone en contacto más
omenos satisfactorio con espíritus desencarnados, pero necesita
que yo efectúe lo que pudiéramos llamar la vestimenta de sus
ideas, con la capacidad sencilla y humana de mi palabra.
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