Ramatís

pieza de hogares ajenos, desdoblándose para sustentar, vestir y 
educar a la prole hambrienta.

los poemas, dramas, poesías y películas hechos sobre la 

epopeya del embriagado serían más bien interesantes y útiles 
si revelasen la realidad dantesca de la vida de los “vasos vivos”, 
bohemios nocturnos e incorregibles bebedores.

Por todo ello, no encontramos motivos para disculpar la 

embriaguez o la bohemia sostenida a base del aguardiente o del 
whisky, aun cuando se trate de un borracho inteligente, capaz 
de producir las más loables filigranas sonoras y poéticas, senta-
do a las mesas ruidosas de las cantinas o de los bares.

PREGUNTA: – El filósofo, el poeta o el artista que produ-

cen paginas de obras geniales cuando se embriagan, ¿son 
también dignos de las mismas censuras? Nuestra historia 
exalta bastante a muchos de nuestros poetas y artistas que, 
aun habiendo sido noctámbulos y bebedores, dejaron señales 
brillantes de su paso por el mundo terrenal.

RaMaTÍS: – Bajo el criterio espiritual, cambia por com-

pleto la interpretación de los valores catalogados en el mundo 
terrestre, pues ante los designios de la vida inmortal, sólo las 
virtudes tienen valor inatacable, como son la bondad, la fra-
ternidad, la honestidad, la renuncia y la pureza psíquica. Los 
hombres sumamente inteligentes, pero bastante dominados por 
los vicios o por la inmoralidad — aunque la ética del mundo 
los clasifique en la esfera de los bohemios famosos y de las ge-
nialidades poéticas — no por eso dejan de ser espíritus defec-
tuosos. Muchas veces, no pasan de ser “vasos vivos” que exudan 
las libaciones alcohólicas que son aprovechadas por otros ex 
bohemios terrestres también inteligentes, ya desencarnados. Si 
dirigís vuestros ojos a lo que sucede con los bohemios terrena-
les, verificaréis que la mayoría de ellos acostumbra a abandonar 
la familia o dedica a vivir de actividades ociosas, pesando como 
lastre inútil en la economía de los pueblos. algunos abandonan 
la vieja compañera que les sirvió durante largos años de vicisi-
tudes o humillaciones, para unirse a una mujer voluble, ¡eligién-
dola como la “gran inspiración” poética de sus obras geniales!

Aunque eso cause extrañeza, es en torno a las mesas y por 

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