Fisiología del Alma
mento que ingería neurótico en la hora sagrada de la comida,
desapareciendo bruscamente en la calle, rebelado contra la es-
tupidez del hogar y de sus familiares! ¿Qué sucede, entonces? Al
trasponer la puerta, grupos de obsesores le salen al encuentro
con vivas demostraciones de alegría, festejando el éxito alcanza-
do, recordando una bandada de aves agoreras volando en torno
del imprudente que debilita sus defensas debido a la irascibi-
lidad con que salió del propio hogar! los malhechores de las
sombras, le sugieren, entonces, que debe olvidarlo todo con la
bebida; lo guían al encuentro de otro individuo desilusionado
de la vida y de la familia. entre ambos, cambian lamentos y
las quejas son recíprocas. no tarda, entonces, el desahogo por
medio del alcohol deprimente. ¡He ahí logrado el objetivo de los
alcohólicos de las sombras!
PREGUNTA: – Hemos tenido conocimiento que hombres de
talento y de envidiable capacidad creadora se han dejado envi-
lecer completamente por el alcoholismo. ¿Cómo se explica eso?
RaMaTÍS: – Comúnmente, esa degradación tiene por cau-
sa una tragedia íntima, una ingratitud humana, un problema
emotivo insoluble o los sucesivos desentendimientos en el seno
del hogar. Sucede cuando el hombre es de carácter débil, sin
voluntad propia, constituyéndose, entonces, en hilo inicial de la
cadena esclavizadora del alcohol. Contribuyen mucho para eso
los folletines, los libros vulgares, las poesías melodramáticas, los
teatros y las películas tontas que suelen inmortalizar en poemas
épicos o cánticos exagerados, la tragedia vulgar de algunos de
esos bohemios o genios envilecidos por la embriaguez. Muchas
veces, se procura fundamentar la caída de los bebedores en mo-
tivos de alta emoción espiritual, sublimándolos bajo elevado
sentido del arte, de la poesía o de la alegre bohemia.
entretanto, la escena más común es la del boracho — lo
mismo el analfabeto como el intelectual — que golpea a la es-
posa, atormenta a los hijos o promueve un ambiente mórbido
y hostil en su hogar, convirtiéndose en autor de los más execra-
bles cuadros o melodramas que afinarían mucho mejor con las
truhanerías de un circo de caballitos. Mientras tanto, la esposa
se curva sobre el tanque de lavar ropas o se humilla en la lim-
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