Fisiología del Alma 

tras advertencias sobre el peligro que las personas se transfor-
men en ‘vasos vivos”, se dirigen particularmente a aquellas 
que se exponen por su falta de vigilancia espiritual, y que se 
entregan, dócil y completamente, al vicio del alcohol. Si así no 
fuera, vuestra humanidad sería un rebaño esclavizado por 
los obsesores situados en el astral inferior, pues es muy raro 
encontrar una persona humana que no posea un vicio o una 
pasión capaz de hacerla vibrar peligrosamente con algún vi-
cio del Más Allá. En otros términos: la condición nefasta del 
“vaso vivo”, en que el encarnado pierde el control de su direc-
ción espiritual y se transforma en un prolongamiento lúgubre 
de los desencarnados pervertidos, sólo se concreta cuando se 
incurre en excesivo desarreglo físico o moral, consecuente de 
la influencia del vicio del alcohol.

el hombre digno, aunque haga uso de las bebidas alcohóli-

cas — con moderación, naturalmente — se encuentra, automá-
ticamente protegido por su propia condición espiritual superior, 
que predomina sobre su naturaleza animal. Si continúa sirvien-
do al prójimo y cumpliendo honestamente sus deberes de padre, 
hijo, hermano, esposo y ciudadano útil a la sociedad, es cierto 
que será inmune contra las intervenciones perniciosas de los 
espíritus viciosos de las Tinieblas. en modo alguno el aperitivo 
regulado (o la festividad sin exageraciones alcohólicas, que se 
realiza en la intimidad amiga del hogar o en la tertulia frater-
na), podrá servir de atracción a los espíritus delincuentes, pues-
to que serán siempre repelidos por la fuerza inmunizadora de 
los fluidos sublimes. el peligro de la infiltración astral inferior 
comienza justamente cuando el exceso de la ingestión alcohóli-
ca principia a perturbar el control de la consciencia espiritual, 
favoreciendo en el individuo la emersión del bagaje milenario 
del instinto animal, que, entonces, forcejea para tomar el co-
mando exclusivo del cuerpo carnal. en esa ocasión, los guías 
espirituales comienzan a perder el dominio sobre sus pupilos 
imprudentes que, por su propia voluntad, pasan a vibrar en 
sintonía con la frecuencia vibratoria peligrosa de los desencar-
nados tenebrosos. aunque después de los excesos alcohólicos 
las criaturas restablezcan el control perdido momentáneamente 
bajo la acción del alcohol, quedan sujetas a visitas constantes 

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