Ramatís

muchas embarazadas.

es evidente que muchas campesinas fuman desde jóvenes, 

sin que por ello confronten dificultad alguna de su prodigalidad 
creativa, pues aun superan a muchas mujeres residentes en las 
ciudades, protegidas por los más modernos tratamientos obsté-
tricos. Pero ello se debe a que la vida casi toda animal, simple y 
libre de los campos, a distancia de las opresiones nerviosas de 
las ciudades, favorece la reserva de las mejores defensas orgáni-
cas y neutraliza con éxito los peligros ocasionados por el tabaco 
en las gestaciones.

No obstante, las mozas que crecen en el torbellino de las 

ciudades, sumergidas en el seno de los residuos impuros, afi-
cionadas a la alimentación artificiosa, tóxica y errónea, sin dis-
frutar del oxígeno puro y recuperador de las campiñas y de 
los árboles vitalizadores, si caen en el vicio del tabaco, serán 
siempre víctimas de su imprudencia, ya que sus organismos se 
encuentran ya bastante debilitados en sus defensas naturales.

no pretendemos reprobar a la mujer por su debilidad en 

fumar, pero consideramos que la figura femenina es la conver-
gencia delicada de la poesía divina modelada en la forma huma-
na. nunca su porte delicado debería humillarse ante los vicios 
detestables y propios de la imprudencia masculina, tales como 
el tabaco, el alcohol o la glotonería. Sólo podrá quedar algo tier-
no y valioso en la vida humana, si la mujer se conserva como la 
esperanza y el símbolo de una elevada inspiración espiritual de 
la propia organización humana.

La mujer moderna que se pervierte cada vez más en el vi-

cio del cigarro y la bebida se vuelve grotesca y ridícula, pues 
imitando los vicios del hombre y sin poseer su fuerza original, 
apenas se exhibe en infeliz masculinización, que poco a poco 
destruye su encanto milenario. así no se nivela en los mismos 
derechos masculinos a los que busca hacer justicia en la comu-
nidad humana, y sí en el rol de los vicios perniciosos preferidos 
por los hombres negligentes y desinteresados en su propia ven-
tura espiritual. aunque sea mujer, no se eximirá de sufrir en el 
Más allá los terribles efectos de la nicotina astral que circulará 
por su periespíritu, obedeciendo fielmente a la ley de que “la 
siembra es libre, pero la recolección obligatoria”.

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