Ramatís
tabaco, del alcohol y la alimentación carnívora, insiste en acon-
sejarnos la más pronta liberación de las costumbres perniciosas
que aun aherrojan el alma y la hacen sufrir bajo el magnetismo
denso, generado por la condición viciosa.
Refiriéndose a la Homeopatía, Ramatís realizó un estudio
progresivo y profundo para el mejor aprovechamiento de esa
terapéutica tan delicada, demostrando que a través de las dosis
infinitesimales, se desprenden energías que vitalizan la contex-
tura del periespíritu, renuevan la red electrónica de las células
del cuerpo físico y curan tan rápidamente como lo permita la
condición del enfermo en relación con los valores espirituales
elevados que haya conquistado. Sus consideraciones sobre el
karma, nos sirven de importante advertencia y aclaración en
cuanto a la justa cosecha de los efectos de las buenas o malas
obras que fueron sembradas en la vida anterior. Considerando
la función del dolor y el sufrimiento en relación con la evolución
de nuestro espíritu, Ramatís aclara también sobre la cuestión
de las toxinas “psíquicas” que se producen durante el desarreglo
mental y emotivo, subvirtiendo después la armonía y el funcio-
namiento del periespíritu en el Más allá, como también durante
su encarnación en el mundo físico. Finalmente, además de la
ruta delineada, nos suministra informaciones sobre una de las
enfermedades más controvertidas de la época, o sea el cáncer,
extendiendo sus consideraciones hasta el límite permitido por
la administración general.
es cierto que Ramatís, en esta obra, retorna algunas veces
al mismo asunto que ya había abordado y ejemplificado, como
en el caso del cáncer, cuando nos responde a varias preguntas
argumentando con algunos ejemplos del contenido expuesto en
el capítulo sobre el dolor y el sufrimiento, aunque los halla-
mos encontrado útilmente correlacionados entre sí. no obstan-
te, como ya nos lo dijera en otra ocasión, sus comunicaciones
medianímicas no deben encararse como un motivo de entrete-
nimiento o literatura atrayente, por ser dictadas por un espíri-
tu desencarnado, ni deben sujetarse rígidamente a los cánones
académicos del mundo físico. lo esencial consiste en que el lec-
tor efectue sus propias ilaciones sobre los temas que describen,
cuanto sea posible, la acción del espíritu y la consiguiente reac-
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