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Ramatís
colgajos de huesos de los salvajes por pitilleras elegantes, con-
tinúan succionando las mismas hojas del tabaco! la diferencia
consiste en que se engañan por el hecho de ordenarlas en artís-
ticas cajas de madera o quemarlas reducidas a hebras, metidas
en papel satinado y hasta entre pajas de mijo.
la planta Nicotina tabacum no es una cosa perniciosa
creada por dios. ¡es el hombre el que la transforma en tabaco,
perdiendo su comando mental y transformándose en un obce-
cado del cigarrillo, que controla sus nervios motores y lo obliga
a rendirle tributo desde la madrugada hasta la noche!
PREGUNTA: – ¿Cuál es la forma más práctica, a vuestro
juicio, para dejar de fumar?
RaMaTÍS: – es obvio que el problema no se resume en
“largar el cigarro”, como acostumbráis a decir, y sí en adquirir
nuevamente el poder de la voluntad, que se halla esclavizada
por él. Si el hombre decide abandonar el tabaco, la carne o el
alcohol, pero continúa mentalmente fumando, comiendo carne
e ingiriendo alcohol, poco importa que está huyendo del objeto
del vicio, pues lo verdadero es que todavía no es dueño de su
voluntad. es en la mente del hombre, ante todo donde debe
ser emprendida la campaña sana contra el vicio. A través de
reflexiones inteligentes, debe convencerse de la estulticia de so-
meterse a prejuicios físicos, psíquicos y económicos, causados
por el cigarrillo, el cigarro o la pipa. la ofensiva, por tanto, no
debe ser iniciada contra el objeto del vicio, que es el tabaco, y sí
en el sentido de recuperar el comando mental perdido. ¡Hay que
volver a tomar nuevamente el psiquismo director de los fenóme-
nos de la vida de relación entre el alma y él medio! es necesario
que el hombre vuelva a convertirse en el señor absoluto de sus
actos, despreciando las sugestiones tontas y perniciosas del vi-
cio que lo domina. es cierto que la liberación del vicio de fumar
será mucho más difícil si, por afinidad de vicios o debido a cual-
quier desarreglo moral, el individuo estuviera siendo cercado
por entidades del astral inferior, atraídas por él. en este caso,
la liberación no sólo requiere el dominio de la propia voluntad,
sino también la adopción de un modo de vida que provoque la
desunión de otra entidad viciosa y libre, del Más allá.
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