Ramatís

aún más cuando esté desencarnado.

Puesto que el objetivo fundamental de la evolución del es-

píritu es la liberación de todas las pasiones, males o deseos pro-
pios de los mundos físicos, el alma debe ejercitarse para lograr 
su más pronta felicidad espiritual y desunión definitiva de los 
vicios que pueden prenderla cada vez más a los ciclos tristes de 
las reencarnaciones rectificadoras. El cigarro, aunque os parez-
ca un vicio sin importancia, es exigente señor que aun después 
de la desencarnación obliga al espíritu a rendirle el homenaje 
del deseo vehemente e insatisfecho.

PREGUNTA: – En el caso de un individuo de alma excelsa 

que después de desencarnado mereciese hasta la felicidad de 
poder ver a Jesús, ¿qué le sucedería si hubiese sido un fuma-
dor inveterado en la Tierra?

RaMaTÍS: – ¡Sería semejante a un balón o globo cautivo 

que, habiéndose librado de noventa y nueve amarras, lucha-
se aun, aflictivamente, para desprenderse de la última y frágil 
cuerda de seda que le impidiese dar el salto al espacio! esa alma 
santificada, aunque pudiese ingresar inmediatamente en el seno 
de una humanidad feliz y gozar de todos los beneficios y ale-
grías de una vida superior, sentiría que su ventura se turbaba de 
vez en cuando, ante el deseo insólito y condicionado del cigarro, 
vibrando todavía en su intimidad astral. ante la ley justa de 
ascensión espiritual, tanto disfrutamos de las glorias merecidas 
por una vida humana santificada, como tenemos que sufrir el 
resultado de cualquier descuido o imprudencia que hayamos 
practicado en la forma de vicios o de pasiones de la carne.

He ahí por qué el sufrimiento en la vida futura puede alcan-

zar también a aquellos que ya lograron desarrollar los bienes 
superiores del espíritu, pero que se han descuidado de extinguir 
algún vicio o hábito alimentado en la carne. algunas almas des-
encarnadas, de cuyo espíritu se desprenden ya refulgencias de 
luces, no se pueden sustraer, de vez en cuando al hecho de que 
su mente se vea perturbada por el insufrible deseo del tabaco, 
del “churrasco” de carne, del whisky hidalgo o del pobre aguar-
diente. “en verdad os digo que todo lo que ligareis en la Tierra 
será ligado también en el cielo, y que todo lo que desligareis en 

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