Fisiología del Alma
mundo! de ahí la conveniencia de abandonar el vicio del tabaco
antes de la desencarnación, pues el vicio terrestre es un asunto
individual, cuya solución requiere la decisión interior del propio
espíritu, y no depende del cambio a otro plano de vida.
existe un error por parte de muchos reencarnacionistas,
así como también de muchos espiritistas, al juzgar que las sen-
saciones de la materia, tales como el hambre, la sed, el deseo
de ingerir bebidas alcohólicas o de fumar, desaparecen con el
cuerpo físico al dejar la tierra. Hay adoctrinadores que insisten
junto a las entidades desgraciadas y viciadas que se comunican
en sus trabajos medianímicos, para que dejen de pensar en el
tabaco, en el alcohol, en la sed o en el hambre, por ser todo eso
solamente ilusión traída de la vida carnal ya extinguida. esas
personas, ignoran que el “deseo” reside en el cuerpo astral y no
en el cuerpo carnal, Y por tal motivo los infelices que parten de
la Tierra siendo esclavizados por las pasiones perniciosas y por
los vicios peligrosos, aunque dejen de pensar en los mismos, son
perseguidos por el deseo vicioso y violento, porque partieron al
espacio sobrecargados de residuos tóxicos que acicatean acer-
badamente su cuerpo astral. Solamente después que logran dre-
narlos hacia afuera de su vestidura periespiritual, es que podrán
librarse de los deseos desordenados.
en verdad, los vicios no deben ser encarados como “peca-
dos” ofensivos a dios, pero sí como grandes obstáculos e impe-
dimentos terribles que, a continuación de la desencarnación, se
transforman en una barrera indeseable que mantiene al espíritu
desencarnado bajo el comando de las sensaciones inferiores.
Cuando a través de los médiums combatimos el uso del
alcohol, del tabaco, de la ingestión de la carne y otras costum-
bres que causan embarazo al alma en su vida espiritual, no lo
hacemos en la condición de nuevos misioneros o de profetas
que excomulgan pecados y pecadores. actuamos más por espí-
ritu de solidaridad fraterna, compungidos ante la visión de los
cuadros dolorosos que todos los días presenciamos en el lado de
acá, vividos por aquellos que parten de la Tierra profundamente
viciados en el tabaco, el alcohol, la carne y otras prácticas perju-
diciales. en realidad, el fumador que no intenta vencer su vicio
cuando todavía se encuentra encarnado, se arriesga a revivirlo
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