Fisiología del Alma
RaMaTÍS: – es cierto que no se debe considerar al taba-
co como responsable de las subversiones del carácter humano,
como sucede con el vicio de la embriaguez, que realmente en-
vilece e influye en la moral del ser humano, hasta el extremo
de llevarlo a la degradación completa. aunque el vicio del ta-
baco puede causar perturbaciones fisiológicas, es mucho me-
nos degradante y no tiene la fuerza suficiente para modificar
el carácter del hombre, porque no lo lleva a la hipnosis o a la
degradación completa, como lo hacen el alcohol y los estupe-
facientes. no obstante, es fuera de duda que aquel que fuma
desordenadamente, abdica de su voluntad y se esclaviza a un
vicio inútil, tonto y perjudicial que, en verdad, revela claramen-
te cierta debilidad o negligencia psíquica para consigo mismo.
el hábito de fumar no indica una subversión de carácter, pero
comprueba la insuficiencia psíquica del individuo para dominar
la tiranía mental del verdugo invisible, que es el tabaco.
PREGUNTA: – ¿Cuáles son los perjuicios espirituales para
el ser humano que pierde su dominio mental sobre el vicio
del tabaco?
RaMaTÍS: – Si el individuo, en virtud de someterse com-
pletamente al yugo del vicio del tabaco, cayese en el debilita-
miento de su conducta moral, se arriesgará a transformarse en
una exótica y oportuna “pitillera viva” para saciar el vicio de los
fumadores desencarnados del astral inferior, pues las almas des-
ordenadas y malhechoras que además de eso eran en la Tierra
muy viciosas en el uso del tabaco, permanecen adheridas a la
superficie terrestre, viviendo momentos de angustia inenarra-
bles al no poder satisfacer el deseo de fumar, debido a la falta
del cuerpo carnal que dejaran en la fosa del cementerio. Sólo
les queda, entonces, un recurso maquiavélico para poder saciar
el deseo vehemente de fumar, consistente en aproximarse a las
criaturas encarnadas que puedan vibrar en sintonía simpática
con sus auras enfermizas y transmitirles, así, las sensaciones
etéricas de la quema del tabaco.
Esas almas realizan esfuerzos para ajustar sus periespíritus
a los peri-espíritus de los encarnados que, además de igualarse
a ellos por su conducta moral, sean tambien esclavos del vicio
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