Ramatís

RAMATÍS: – Si la naturaleza no supiera defenderse tan 

sabiamente cuando la criatura fuma el primer cigarro, ¡es casi 
seguro que ella caería irremediablemente envenenada! Por eso, 
cuando el niño practica la estulticia de estrenarse en el vicio del 
tabaco, su organismo lanza los más aflictivos y desesperados 
recursos, ya sea en la tentativa de hacerlo desistir de sobrecar-
garse con el exceso de nicotina mortal, como para ganar tiempo 
y neutralizar el veneno inhalado a través del primer cigarro.

de ahí el motivo de las náuseas, salivación abundante, vó-

mitos inmediatos y coercitivos con que el cuerpo lanza fuera 
cierta parte de los venenos condensados en el estómago por el 
humo del tabaco. después de esa expulsión urgente por vía bu-
cal, surgen los sudores fríos que, si se examinan en laboratorios, 
revelan contener varias sustancias peligrosas que fueron drena-
das apresuradamente por la eliminación sudorífica. en ciertos 
casos de debilidad orgánica del paciente, la naturaleza se sirve 
todavía de otros recursos, apresurando la diéresis o producien-
do brotes disentéricos, para eliminar la carga tóxica y agresiva 
producida por el humo. no obstante, si el individuo insiste en 
entregarse al vicio del tabaco, su organismo adecua y moviliza 
otros recursos para constituir su defensa futura. de ahí el acon-
dicionamiento gradual e instintivo que se efectúa poco a poco 
en el individuo, permitiéndole más tarde consumir gran canti-
dad de cigarros sin envenenarse de inmediato.

Pero en el futuro, surgen otros efectos de las toxinas del 

tabaco que,  del carácter agudo de los primeros envenenamien-
tos, se transforman inadvertidamente en casos crónicos en el 
fumador inveterado, aunque bajo mejor control de su organis-
mo contra los venenos. Surgen, entonces, periódicos dolores de 
cabeza, que generalmente provienen del monóxido de carbono; 
las irritaciones de los bronquios, garganta y pulmones, produ-
cidas por la amónia o piridina,y también de las fosas nasales, 
debido al calor de la brasa del cigarro que afecta las mucosas 
sensibles de las narices. También, existen los efectos dañinos de 
los derivados alquitranados del tabaco, que actúan por largo 
tiempo, atacando los pulmones y ennegreciendo los dientes.

además de la nicotina, que es el alcaloide más ofensivo con-

tenido en el tabaco, la absorción incesante de las otras sustancias 

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