Ramatís

del Universo; el “Gran Arquitecto” de los masones, que proyecta 

y planea la estructura del Cosmos; o Brahma, de los hindúes, el 

Dios de las castas privilegiadas y de los “parias”.

Conforme a la tradición religiosa, filosófica y espiritual, 

toda obra Divina se realiza gracias a la jerarquía de los cons-

tructores, que comienza con el ingeniero arcangélico, y decrece 

hasta culminar en el hombre, limitado en el mundo físico. Dios, 

la Mente Creadora, hace cumplir su voluntad a través de sus 

propuestos y mantiene al Cosmos en constante actividad crea-

dora.

No quepa la menor duda de que el hombre puede sentirse 

un reflejo de Dios, una centella de la Energía Cósmica Divina, 

y un efectivo candidato a la felicidad eterna. No puede dudar 

de su Magnánimo Creador, que activa constantemente los suce-

sivos “Grandes Planos” o “Manvantaras” de la Creación, con el 

propósito divino de conducir a sus criaturas a la sublime con-

dición angélica. El hombre siente en su intimidad esa poten-

cialización que lo impulsa para adquirir expresiones sublimes 

de la vida; por lo tanto, el instinto lo imanta a la materia, y el 

espíritu lo invita para acercarse a Dios, aunque muchas veces, 

todo ello lo conduce a practicar equívocos, que exigen futuras 

rectificaciones.

Pregunta: 

Nos agradaría recibir de vuestra parte algunas 

consideraciones sobre esa potencialización del universo, parale-

lamente al impulso de perfeccionamiento que el hombre posee 

en lo íntimo de su ser.

Ramatís: 

Los Instructores Espirituales de los pueblos en 

general han enseñado, desde épocas remotas, que existe un es-

quema sideral del Cosmos, sintetizado en cada ser, y que hay 

un programa a desarrollar para despertar y desenvolver el po-

tencial de energías creadoras, como un reflejo del mismo Dios.

Un poco de buen sentido y sensibilidad espiritual nos ayu-

dan a comprender que la Voluntad, Sabiduría, Belleza y Poder 

Divino están latentes en las múltiples expresiones del macro 

y el microcosmo de la vida. En consecuencia, es sintomático 

que la sabia y venturosa finalidad de la existencia, aún es la 

transformación de las potencialidades latentes en la intimidad 

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