Ramatís

Pregunta: 

¿Nos podríais dar un ejemplo objetivo de lo ma-

nifestado?

Ramatís: 

Apreciando el espíritu, que es definitivo, en rela-

ción a las innumerables personalidades humanas modeladas en 

las sucesivas existencias físicas, podríamos suponer que se trata 

de algo parecido a un inmenso collar, que va agregando sucesi-

vamente en el tiempo y en el espacio, tantas perlas como encar-

naciones fuera teniendo, donde cada una representa una vida 

humana. Sin embargo, todas esas perlas o encarnaciones físicas 

pueden variar en su forma, color, raza o contextura personal 

transitoria, mientras tanto, el hilo que las une no cambia porque 

es el espíritu inmortal que sustentó las diversas personalidades 

encarnadas y que fueron substituyéndose sucesivamente en la 

superficie de los mundos materiales.

No interesa si, en cada encarnación o perla del supuesto 

collar, la personalidad humana se llamó Juan, Nerón, María, 

Gandhi o Pablo de Terso; la verdad es que el hilo del collar es la 

individualidad eterna, que se emancipa en el tiempo y en el es-

pacio, y está fichada en los “Registros Kármicos” bajo un código 

sideral definitivo

[2]

.

En cada existencia física, el espíritu plasma un tipo de or-

ganismo, cuya estructura anátomo-fisiológica depende de la he-

rencia biológica de la familia en donde se encarna. Después re-

cibe un nombre, adecuado a la raza o familia, que representa al 

cuerpo carnal, sin que ello le altere su individualismo definitivo 

y que figura en los registros de origen sideral. La individualidad 

del espíritu no se debilita sino que desarrolla e incorpora las 

experiencias adquiridas periódicamente a través de las vidas 

sucesivas.

Pregunta: 

Entonces, ¿podemos admitir que los grados su-

periores e inferiores que hacen a la capacidad, inteligencia y 

cultura, que distinguen a los hombres entre sí, obedecen a la 

diferencia de la edad sideral?

Nota de Ramatís: 

Los espíritus son clasificados en los “Departamentos 

Reencarnatorios”, en el mundo espiritual, bajo una determinada sigla y número 

que los determina en su individualidad constante, pues los nombres y las persona-

lidades transitorias son de menor importancia.

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