Ramatís

tas. Y, a medida que despierta y desenvuelve la sensibilidad de 

valorar y sentir las cosas que están más allá de su configuración 

física, también sublima sus impulsos psíquicos que vibran en su 

intimidad, y actúa con más experiencia, siendo una especie de 

autodidacta en los ambientes donde le toca accionar, a través de 

las sucesivas reencarnaciones.

Pero los hombres que valorizan en demasía su personali-

dad humana, transitoria, entonces activan el orgullo y la vani-

dad, y en algunos casos, la ferocidad, propia de la especie ani-

mal, que lucha felinamente por la sobrevivencia entre los tipos 

más fuertes y agresivos. Todo ello los convence de que son más 

que suficientes y pueden superar la necesidad de someterse o 

humillarse ante el vínculo creativo de un Dios. En consecuen-

cia, mantienen una actitud cada vez más negativa, que los hace 

descreer o negar a priori, cualquier concepto sobre la divini-

dad. Su comportamiento deliberadamente negativista los priva 

de poder vibrar en frecuencias más elevadas, en sintonía con 

los sutiles fenómenos psíquicos, por la falta de afinidad con las 

manifestaciones sublimes de la vida espiritual.

Así como el hombre se protege adecuadamente en los días 

lluviosos, el que prematuramente niega se aisla totalmente y no 

percibe la sublimidad que encierran las vibraciones siderales.

Pregunta: 

Los ateos o negativistas, sean profesionales, cien-

tíficos, filósofos o psicólogos, que viven oponiéndose a la idea de 

un Dios Creador y Justo, ¿jamás reciben o perciben un mensaje 

espiritual?

Ramatís: 

No es la creencia o la negación lo que proporcio-

na al hombre la posibilidad de percibir o transmitir los men-

sajes del mundo espiritual. Evidentemente, que el ateo, si es 

bondadoso, modesto, disciplinado, humilde y pacífico, ha de 

ser un medio apropiado para la revelación espiritual, y que no 

quepa la menor duda, que es capaz de iluminar los caminos de 

la ciencia o de la filosofía, aunque sea negativista. No intere-

sa que el hombre imponga o defienda opiniones personales u 

opuestas a la vida inmortal; la verdad es, que “el espíritu sopla 

donde quiere” y acciona en aquel que busca servir al prójimo. 

Es evidente que si Dios hace nacer hermosas flores en medio de 

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