Ramatís

Pregunta: 

Afirman algunos científicos, filósofos y psicólo-

gos, que la idea de Dios es un recurso intelectivo y explicativo 

del hombre para justificar su propia vida humana. El Creador 

vendría a ser entonces el fruto de una necesidad psíquica de la 

criatura, jamás una realidad. ¿Cuál es vuestra opinión?

Ramatís: 

Es evidente que, si el hombre existe, también exis-

te el Universo que le permite la vida, y si existe como un efecto 

de una realidad concebida por la mente humana, ha de existir 

también una causa primordial que plasmó el Universo, que es 

Dios. Poco interesa respecto a la concepción, suposición o na-

turaleza de esa realidad divina; lo importante es que ella exis-

te, por encima y más allá de las concepciones mitológicas o de 

las investigaciones científicas. Todo efecto deriva de un origen o 

causa, y es la misma ciencia quien afirma que no hay “efecto sin 

causa”. Siendo así, la planta de durazno proviene de la semilla 

de la misma especie, el río caudaloso se origina en un modesto 

hilo de agua, los astros proceden de ciertas nebulosas, que al 

materializarse conforman las galaxias estelares del universo. El 

hombre es una entidad “creada”; consecuentemente tiene lógica 

que el efecto tiene una causa justificada, y el hombre es el efecto 

creado de una causa creadora: ¡Dios!

Para satisfacer su propia mente, el hombre no necesita ima-

ginar la existencia de una entidad fantástica llamada Dios. Per-

cibir la existencia de Dios es puramente una cuestión de sensi-

bilidad psíquica, pues cuando la criatura siente que existe como 

una individualidad o conciencia definida en el seno del Cosmos, 

también siente en lo íntimo de su alma la naturaleza divina y 

creadora del Padre. El hombre no es un ser estático o el produc-

to de un acaso accidental, que después de haber sido creado fue 

abandonado como una causa sin inteligencia o discernimiento 

evolutivo. En verdad, es una entidad que evoluciona constan-

temente, cuyo linaje inferior se apresura y eleva por sobre su 

especie animal, que le brinda su cuerpo carnal. Hasta donde 

parecería que no existe vida y progreso, la Ley está presente y 

llegado el momento oportuno, ahí aparecen nuevas manifesta-

ciones que cumplen con una causa planificada.

Bajo el esquema de que Dios está en el hombre, el ser hu-

mano no necesita tener dudas respecto a la existencia de Su 

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