Ramatís

mal puede causar dolor y sufrimiento para su propio autor, lo 

que tampoco se traduce en’ injusticia para la víctima, dado que 

esa misma Ley la compensa. De todo ello resulta la purificación 

del pecador y su consecuente mejoría espiritual. Son considera-

dos “actos malignos”, porque causan perjuicios a otros; pero si 

la víctima es resarcida ventajosamente en el curso de su inmor-

talidad, entonces desaparece el estigma detestable del “mal”, 

que es compensado por el “bien” que es merecedor en base a su 

sufrimiento. El mal que le fue hecho a Jesús, hace dos mil años, 

prosigue liberando a millares y millares de criaturas de muchos 

sufrimientos inimaginables; el mal que resulta del fermento por 

la descomposición de las sustancias, luego se transforma en la 

magnífica penicilina, que restablece la vida a incontable núme-

ro de enfermos desesperados.

[4]

Pregunta: 

¿Nos podríais ofrecer algún ejemplo concreto so-

bre el tema tratado?

Ramatís: 

En los reinos de la vida física, el sufrimiento y 

el dolor son características fundamentales para el perfecciona-

miento y belleza de las formas y de los seres, bajo la égida de la 

Justicia verdadera. Mientras tanto, ese dolor varía conforme a 

la sensibilidad y poder de comunicación que tiene con el mundo 

exterior. Por eso, el mineral sufre silenciosamente el dolor que 

se produce en sus entrañas adormecidas, y el vegetal se estreme-

ce bajo la acción externa, conforme se puede registrar, gracias a 

los recursos modernos y electrónicos de los sensibles aparatos. 

El animal, mientras tanto, exterioriza el dolor en gemidos o gri-

tos angustiosos, mientras que el” hombre, emotivo y racional, 

dramatiza su perfeccionamiento doloroso por medio de poemas 

trágicos, novelas dramáticas o epopeyas heroicas.

El dolor y el sufrimiento indeseables, aunque no agraden al 

hombre, son manifestaciones implacables que subliman a todos 

los seres creados por Dios a fin de alcanzar estados y niveles 

4 Ver la obra Magia de Redención, donde Ramatís demuestra el reajuste y la 

redención del autor, que produce un hecho destructivo o perverso, y que más tarde 

es tomado por la ley de rectificación espiritual y sometido al proceso purificador. 

El dicho: “El hechizo siempre se vuelve contra el hechicero”, está advirtiendo que 

todo hecho maligno siempre alcanza a su autor y es reconducido para mejorar su 

espíritu, en base a la carga que recibe de retomo y que otrora puso en acción para 

perjuicio del prójimo.

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