El Evangelio A la Luz del Cosmos 

tran los dictadores, ministros corrompidos, parlamentarios que 

comercian su posición, magistrados interesados, gobernadores 

deshonestos, comandantes inhumanos, profesionales competen-

tes pero carentes de ética, religiosos fanáticos, sacerdotes luju-

riosos, industriales de frigoríficos y mataderos, especuladores 

con la salud del pueblo, fabricantes de armas fratricidas, polí-

ticos maquiavélicos, pues todos son creyentes, ¡excesivamente 

creyentes!... Sin embargo, los citados ejercen una acción e in-

terferencia perniciosas en las vidas humanas, que en realidad 

justifican, con más propiedad, la existencia del insatisfecho Sa-

tanás, en vez de una entidad divina cuyos atributos son Amor, 

Sabiduría, Bondad y Justicia.

A pesar de tener la creencia en Dios y hacer obras filantró-

picas en favor de las iglesias y comunidades deístas, planean 

masacres sangrientas de los pueblos vecinos e indefensos, diri-

gen ejércitos, flotillas aéreas o divisiones belicosas que destru-

yen vidas sin piedad alguna; arrasan metrópolis con bombas 

nucleares; incendian campos, sembrados y poblaciones con la 

terrible Napalm; estimulan la fabricación de los instrumentos 

para la muerte; denuncian, espían y testifican en falso en contra, 

de sus propios amigos, caídos en desgracia pública o política.

Muchos de estos creyentes harían ruborizar de vergüenza 

al mismísimo Diablo- Están los que rezan compungidos antes 

de cometer terribles masacres; los que doblan las rodillas y pi-

den perdón por tener que cumplir con el deber homicida de 

fusilar a sus hermanos, en tiempo de guerra o en tiempo de paz, 

debidamente oficializado por la ley de la Bestia.

[3]

 Están los que 

bendicen las armas e instrumentos de muerte, aunque sepan 

conscientemente que sirven para matar ancianos y niños, y no 

faltan los que llegan a la insensatez de subvertir los atributos 

divinos y suplicar a Dios el amparo para sus huestes destruc-

toras a fin de aniquilar al enemigo, esto es, otros pueblos que a 

su vez hacen también la misma rogativa para Dios a fin de ser 

Nota del Médium: Naturalmente, Ramatís se refiere a los comandos de guerra 

opelotones de fusilamiento, en donde los responsables tienen repugnancia .de

matar al prójimo, “enemigo” o “condenado”, tal vez atemorizados por el indiscutible 

juzgamiento divino. Sin embargo, olvidan la recomendación evangélica de Jesús que 

nos advierte sobre nuestro comportamiento ante tal situación: “Aquel que diera la 

vida por mi, la ganará por toda la eternidad”. En consecuencia, quien diera la vida 

por el Cristo, que es Amor, prefiriendo morir antes que matar. ganará la verdadera 

vida del espíritu, para toda la eternidad.

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