El Evangelio A la Luz del Cosmos 

jas” de grano grueso que extirpan compulsivamente, del cuerpo 

periespiritual, la capa de residuos aportados por los vicios y 

pasiones, propios de la animalidad instintiva. Respecto a los 

espíritus que han fracaso en su curso primario en los mundos 

físicos y son reprobados en el examen simbólico del “Juicio Fi-

nal”, porque aun les sigue predominando la institividad animal 

sobre la frecuencia sidérea periespiritual, entonces, sólo resta un 

recurso para la Administración Sideral, que es desalojar a los 
malos inquilinos 

hacia otra morada más a tono con su perso-

nalidad y jerarquía espiritual, pero que les es más propicia, para 

que recapitulen sobre las lecciones recibidas y que no pudieron 

aprobar. No se trata de ninguna penalidad o castigo de Dios 

sino simplemente de una operación rectificadora cuya finalidad 

esencial es promover la ventura del ser.

Pregunta: 

Prosiguiendo con el tema del “Festín de Bodas”, 

¿cuáles son las imágenes o configuraciones alusivas que indi-

quen, específicamente que los espíritus reprobados son exilia-

dos hacia un mundo inferior?

Ramatís: 

En dicha parábola, es muy significativo cuando 

el rey indaga al intruso que se encuentra ilegalmente entre los 

presentes, en el citado banquete, cuya pregunta dice: ¿Mi ami-

go, cómo entrasteis sin la túnica nupcial? Sin duda alguna, que 

el Señor citado en la parábola, como si fuera el rey, se está re-

firiendo al convidado que se presentó sin la túnica nupcial, es 

decir, y como ya lo hemos expresado detalladamente, no tenía 

su periespíritu debidamente depurado o “inmaculado”.

Es fácil de percibir que el intruso no presenta las condicio-

nes exigidas para poder equilibrarse con el ambiente superior, 

y consecuentemente, deberá ser expulsado de allí. Si ese intruso 

vivía satisfactoriamente condicionado a un ambiente inferior, es 

natural que, por ley vibratoria, hasta debe encontrarse incómo-

do en un nivel superior. Es de ley en el mundo físico que el sapo 

viva en el pantano nauseabundo, cuyo ambiente le es propicio, 

mientras el colibrí revolotea paradisíacamente en medio de las 

fragancias de las flores que le sirven de sustento. Cada ser vive 

conforme a su electividad ambiental, por cuyo motivo el colibrí 

sucumbiría en el ambiente donde el sapo canta eufórico.

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