Ramatís

mundo inferior, a nosotros nos parece que tiene más contornos 

de penalidad que de realidad educadora. ¿Estamos equivoca-

dos?

Ramatís: 

Las vidas en las superficies de los mundos físicos 

son caminos o recursos educacionales en el sentido de plasmar 

las conciencias individuales de los espíritus recién salidos de la 

energía psíquica cósmica. A través de innumerables situaciones 

y “pruebas” pedagógicas en los mundos materiales, las centellas 

espirituales promueven su propia conciencia, adquiriendo de a 

poco la noción de “existir” y el “saber” por medio del pensar. 

Además, la sublimación de las fuerzas provenientes de la vida 

animal, unidas a las energías sutilísimas, atraídas de los planos 

superiores, forma la sustancia fundamental de la estructura y 

configuración del periespíritu del hombre encarnado. En con-

secuencia, el periespíritu se organiza en el límite de las fuerzas 

refinadas de la animalidad y por el ensamble de las energías 

“descendidas” de la fuente sidérea y divina.

Durante ese intercambio o actividad entre el espíritu y la 

materia, en el sentido de desarrollar la conciencia espiritual 

de la persona, su periespíritu también se imanta del residuo 

inferior producido por el poderoso campo de la instintividad 

animal. Tratándose de un vehículo o cuerpo definitivo y que 

normalmente opera en los planos superiores de la angelitud, 

el periespíritu necesita someterse a una terapia o saneamiento 

energético, a fin de que el espíritu desencarnado consiga alcan-

zar los campos de fuerzas sutiles de la vida espiritual. Pero el 

proceso que sublima y purifica al periespíritu y lo libera del 

residual inferior, consecuente de sus experiencias vividas en 

la materia, que lo diafaniza para la espiritualidad, acciona a 

semejanza de un purificador, que incide en los intersticios pe-

riespirituales, cuya acción repercute en el campo nervioso del 

encarnado, causándole la reacción conceptual del “dolor” o del 

“sufrimiento”, tan indeseables. Se trata de algo semejante a un 

circuito en el campo físico, pero que alcanza aflictivamente y en 

forma desagradable al campo psíquico. En fin, es la cuota de 

sacrificio que es la resultante de la elaboración de la conciencia 

espiritual del “nuevo individuo”, modelado en el seno de Dios.

En consecuencia, los mundos físicos funcionan como “li-

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