El Evangelio A la Luz del Cosmos 

Por lo tanto, les faltará a esos espíritus exilados las condicio-

nes favorables en ese medio agreste y primitivo, para obtener 

con éxito la memorización de sus vidas anteriores vividas en la 

tierra.

Aunque posean en estado latente las reminiscencias de sus 

vidas terráqueas, la emigración y encarnación en un mundo in-

ferior es como una pesada cortina que impide exponer el acervo 

de la memoria periespiritual, la cual, sólo vibrará con éxito en 

algunos momentos de fuerte recordación espiritual. Pero como 

el olvido del pasado en cada nueva encarnación es una regla 

de imperiosa necesidad a fin de que el hombre viva liberado 

de complejos y frustraciones del pasado, los exilados terrícolas 

apenas conservarán alguna recordación subjetiva que les dará 

la impresión de haber vivido antes en un mundo más agrada-

ble. Comparando el confort de hoy con el primitivismo de las 

cavernas de ese mundo, los exilados volverán a crear una nueva 

leyenda sobre “ángeles caídos” de un mundo mejor, o de Adán 

y Eva.

Y la nueva humanidad troglodita, apoyada por los exila-

dos de la tierra, comenzará a recorrer el extenso camino de las 

alegorías, de los dogmas, ritualismo y supersticiones religiosas, 

hasta que un determinado día alcanzará, al igual que hoy, en la 

tierra, la concepción moderna de que Dios es la Suprema Inte-

ligencia o la Suprema Ley del Universo. A pesar de tener que 

ajustarse biológicamente a la conformación de los primitivos 

trogloditas, en su psiquismo les ha de vibrar la idea de que han 

sido arrojados en un mundo infernal, como en el “lago de fuego 
y azufre”, 

citado en la Biblia, y que por su estulticia espiritual 

tendrán que “comer él pan amasado con el sudor de su frente”.

Pregunta: 

¿Nos podéis aclarar cuál es el verdadero signi-

ficado del simbolismo de la serpiente, en la leyenda de Adán y 

Eva?

Ramatís: 

En la leyenda de Adán y Eva, la serpiente es res-

ponsable por la tentación que tuvo Eva por comer la manzana 

prohibida, que caracteriza justamente el poder creador y al mis-

mo tiempo destructor que posee el espíritu inmortal. Se trata 

del fuego serpentino, muy conocido por los ocultistas, rosacru-

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