Ramatís

mientras amparan a los injustos, malos, vengativos y belicosos, 

conduciéndolos hacia un nuevo curso de redención espiritual 

y de futura promoción para el bien. El Señor Jamás condena a 

muerte o promueve la desaparición de los inicuos y pecadores 

sino que los conduce hacia su redención espiritual, proporcio-

nando circunstancias y situaciones adecuadas. Más tarde, les 

apresura la contextura embrutecida y primaria, puliéndoles los 

impulsos destructores de la animalidad a fin de que puedan 

catalizar la luz íntima del espíritu inmortal en la síntesis de la 

redención angélica. Por otra parte, es de concepción sideral y 

transmitido por el mismo Jesús que no puede existir el mal y 

los pecados eternos, en base a su promesa de que “no se perderá 

una sola oveja del aprisco del Señor”.

Pregunta: 

¿Esa separación simbólica de la cizaña y el tri-

go obedece al siempre mencionado «juicio final» que según la 

profecía milenaria estamos viviendo en la actualidad sobre la 

tierra?

Ramatís: 

El mismo Jesús profetizó en la “hora de los tiem-

pos” y bajo el régimen del “Juicio Final”, que la humanidad 

materialista sería substituida por otra espiritualizada, en don-

de predominará la igualdad, fraternidad y por sobre todo, la 

libertad. En base a los insólitos acontecimientos que suceden 

día a día en vuestro mundo, no quepa la menor duda de que 

estáis viviendo en la actualidad los eventos profetizados por los 

más renombrados profetas bíblicos y modernos. Dice la profecía 

milenaria, en síntesis, que en la “hora de los tiempos”, los “ca-

britos y la cizaña» serían separados de las «ovejas» y del «trigo», 

mientras que los buenos se sentarán a la derecha del Cristo y los 

malos a su izquierda.

Los “de la derecha” del Cristo tendrán en el futuro una vida 

física mejor en concomitancia con su naturaleza espiritual v 

tendrán derecho a un curso educativo superior, con nuevos y 

bellos caminos de perfeccionamiento. Mientras que para los es-

píritus clasificados. a la izquierda del Cristo, el actual “Juicio 

Final” alcanzará a todas las almas rebeldes e indisciplinadas 

contra las leyes de la vida espiritual y serán exiladas hacia un 

mundo equivalente a su índole inferior, en cuyas encarnaciones 

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