Ramatís

aún sigue siendo secundario. En verdad, el gigante o el enano 

son el resultado de la presencia oculta del periespíritu que ac-

cionando a través del eje hipotálamo-hipofisario que dirige el 

crecimiento físico, en una actividad orgánicamente resultante 

de factores neuroendocrínicos, hasta alcanzar los límites prefi-

jados. El periespíritu, ropaje sideral que define o individualiza 

al espíritu en su trayectoria infinita, se sutiliza y sublima en 

su existencia libre en el seno de las energías del reino sublime, 

después de surgir airoso de la acción educadora y creadora de 

las fuerzas que competen al mundo animal... Y cuando su es-

tructura periespiritual se desprende de la última partícula som-

bría, fruto de la vida gravítacional humana, entonces emana a 

raudales de la intimidad la luz inmortal y el espíritu se consagra 

definitivamente en el destino maravilloso de ser una lámpara 

divina. Entonces, por añadidura, puede participar del “Festín de 

Bodas” del Señor, gracias al glorioso derecho de haber adquiri-

do la inmaculada y eterna “túnica nupcial”.

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