Ramatís

pránica; 

entonces se produce la conocida anomalía canceríge-

na, el temido cáncer, que hoy más avanza en la humanidad por 

causa del pillaje, el perjuicio y la maldad humana entregada a 

dañar el bien de los ajenos.

Pregunta: 

¿Nos podríais explicar con más objetividad ese 

asunto?

Ramatís: 

En la desesperación por sobrevivir, las células 

del organismo humano entran en un proceso aflictivo de mul-

tiplicarse desenfrenadamente a fin de aprovechar el deficiente 

oxigeno, debido a la reducción del prana y a la caída de la fre-

cuencia etéreo-física que les imposibilita el medio de vida. En-

tonces surge una delirante y atropellada actividad en busca de 

la vida, la finalidad de su existencia, por lo cual se reproducen y 

agrupan desarmónicamente y después, por la falta de nutrición 

adecuada, terminan agotadas en la lucha por la sobrevivencia.

Los médicos, en loable esfuerzo por combatir tan terrible 

mal, después de agotadoras investigaciones y aventando hipóte-

sis y posibles identificaciones de la causa, atribuyen la respon-

sabilidad mórbida a los virus, enzimas, alteraciones metabóli-

cas, corrosividad química, al vicio del tabaco y otros orígenes 

enfermizos. Pero esas causas, a pesar de tener ciertos éxitos de 

laboratorio, con los derivados del cáncer, cuyo origen real es el 

fluido enfermizo negativo que desciende del periespíritu hacia 

el cuerpo físico.

De ahí que la ciencia médica terrícola presume todos los 

años haber descubierto vacunas, células vivas, minerales absor-

bentes, savias de ciertos vegetales, ácidos, disciplinas nutritivas, 

bloqueos quirúrgicos, aplicación de la bomba de cobalto y otros 

recursos de la física nuclear, que abren las compuertas de la 

esperanza en los cancerosos, pero desgraciadamente, al poco 

tiempo todo vuelve al punto cero. Fuera de los casos en que el 

tóxico periespiritual se encuentra en vía de agotarse, disminu-

yendo el drenaje enfermizo, cosa que sucede con algunas curas 

quirúrgicas, terapéuticas como casos sorprendentes, en nada se 

altera la estadística alarmante de los índices del cáncer huma-

no. ¡El cáncer, en forma general, todavía continúa siendo irre-

ductible! Sin embargo, es bueno consignar, que en la anomalía 

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