Ramatís
en el físico, por cuyo motivo es un revelador, a la luz del día, del
acervo oculto del alma.
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Pregunta:
¿El doble etérico también posee una conciencia,
así como el periespíritu es el archivo de la memoria del espíritu
inmortal?
Ramatís:
El doble etérico carece de conciencia propia, dado
que no piensa ni actúa voluntariamente; nace con el hombre al
modelar su cuerpo físico y sobre todo, es magnético; se desinte-
gra después de dos o tres días del fallecimiento del cuerpo mate-
rial al que estaba ligado. Mientras tanto, tiene algunos condicio-
namientos instintivos por causa de su función hipersensible de
ser un mediador de los pensamientos y sentimientos de la per-
sona, así como determinada ropas toma peculiar conformación,
que al observarla nos recuerda inmediatamente a su dueño. Ese
doble etérico siempre demuestra la configuración semejante a la
del hombre, pues es de aspecto robusto en los gordos y flexibles,
y delgado en las personas débiles. Sobrepasa el cuerpo físico
en un aura de 4 a 5 centímetros de la configuración humana;
es un cuerpo vaporoso, de apariencia eléctrica, de varios colo-
res, suavemente rosáceo, cuyos matices se encuentran entre el
lila, rosa o ceniza. Despide chispas a su alrededor, y sus agujas
eléctricas forman el rastro de la persona, fácilmente detectada
por el simbólico radar de los canes. Se asemeja a un tapado de
“visón” luminoso, erizado de agujas brillantes cuando su dueño
tiene muy buena salud y cuando existe alguna enfermedad; en
la zona afectada esas agujas se enroscan o retuercen, demos-
trando la interrupción del fluido vital.
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El doble etérico posee siete chakras o centros etéricos, situados a 5 ó 6 milí-
metros del cuerpo físico, en la zona de los principales plexos nerviosos, especie de
torbellinos que giran en continuo movimiento. Existe el chakra coronario, situado
en lo alto de la cabeza, conocido también como “el loto de mil pétalos”; el chakra
frontal, entre las cejas o en medio de los ojos; el chakra cardíaco, situado a la altura
del corazón físico; el chakra laríngeo, en la región de la garganta, responsable por
el funcionamiento de las tiroides y paratiroides; el chakra esplénico, principal con-
ducto vital situado en la periferia del bazo físico; el chakra umbilical, en la región
del ombligo, que atañe al metabolismo hepático, renal, intestinal y demás órganos
digestivos que acciona a través del plexo abdominal o solar; y finalmente, el chakra
básico o kundalíneo, conductor del famoso fuego serpentino, que avanza por la
columna vertebral, que activa y controla el sexo. Todos los chakras irradian colores,
los cuales son tan hermosos y atractivos como sea el alma evolucionada.
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Nota del Médium:
Ver las obras El Hombre Invisible y Los Chakras, ambas de
Leadbeater, por Arthur Powell; Esclarecimiento del Más Allá, de Ramatís; Pases
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