El Evangelio A la Luz del Cosmos
físico
[6]
.
Los espíritus estigmatizados en el pasado por acciones pe-
caminosas, víctimas de pasiones violentas y esclavizados a los
vicios perniciosos, cuya voluntad espiritual sólo responde a las
acciones absolutamente instintivas, es el detonador, se podría
decir, para nacer en el futuro con estigmas indeseables.
Pregunta:
¿Cómo se efectúa el proceso de reducción del
periespíritu hasta alcanzar la forma fetal y, consecuentemente,
encajar en el vientre femenino de la mujer terrena?
Ramatís:
A medida que el espíritu se emancipa en base al
desarrollo de su conciencia, a través de las experiencias recibi-
das en las vidas sucesivas, por consecuencia, adquiere mayor
percepción de su realidad espiritual, por lo tanto progresa, des-
envuelve la voluntad y aumenta el poder creador. Cuanto más
controla su mundo espiritual, más capacidad adquiere para
gobernar su propio destino. En consecuencia, existen espíritus
capaces de dirigir personalmente el fenómeno de su encarna-
ción desde los primeros momentos de su “auto-reducción” pe-
riespiritual.
Bajo el proceso de auto hipnosis, es posible que el candi-
dato a la encarnación reduzca, achique o encoja su periespíritu
desde su peculiar configuración adulta, que aún posee de su úl-
tima reencarnación física, hasta alcanzar la forma fetal y caber
6
Nota del Médium:
Los genios y sabios pueden tener hijos idiotas, tarados y psi-
cópatas, porque el alma nada tiene que ver con la hereditariedad física, pero ella
predispone esa hereditariedad. Bacon, Berkeley, Claude Bernard, Augusto Comte,
Hume, Kant, Kepler, Spinosa, Jung y Locke, genios y filósofos, científicos, matemá-
ticos, psicólogos, médicos, astrónomos, tuvieron hijos ignorantes; el famoso Péneles
de Grecia, procreó dos hijos tontos; el sabio Arístipo, fue padre de Clíneas el furioso;
Tucídides, el gran historiador, tuvo como descendiente, al inepto Milesias; Sócrates
tuvo hijos ignorantes; Cicerón tuvo un hijo imbécil: Marco Aurelio, filósofo consa-
grado por Roma, fue padre de Cómodo, maniático furioso y agresivo; Napoleón, La
Fontaine, Pedro el Grande y Luis XIV, tuvieron hijos mediocres. Todo ello prueba
que el espíritu no puede ser más inteligente o sano de lo que fue en el pasado,
imponiendo su tara periespiritual en la formación de los cromosomas y truncando
la pretendida hereditariedad saludable de una familia.
290