Ramatís

forme a los materiales que tiene a su disposición, aunque éstos 

no fueran de su total elección; lo mismo sucede con el espíritu 

encarnante, que modela y construye su edificio de huesos, ner-

vios y músculos acorde a los tipos de cromosomas buenos o 

malos de procedencia hereditaria. Como la ciencia aún no dis-

pone de un aparato supersensible para la fenomenología del 

metabolismo periespiritual, de ahí que no puede percibir lo que 

sucede detrás de la genética física. Consecuentemente, necesita 

formular y exponer sus soluciones a partir de los límites donde 

consigue alcanzar sus conocimientos o últimas investigaciones, 

es decir, entre los cromosomas y genes. Indudablemente, si el 

electricista desconoce la naturaleza de la electricidad que pro-

viene de la usina, sólo a él le toca estudiar y después conceptuar 

su tesis sobre el origen de la luz de la lámpara, a partir de la 

genética de sus filamentos.

En verdad, el espíritu eterno acciona a través del vehículo 

periespiritual, que imprime el impulso inicial y selectivo para 

combinar los “genes” y la consecuente fusión en los cromoso-

mas. Siendo así, se particulariza una organización carnal en 

perfecta elección a su condición psíquica y acorde a su acervo, 

superior o inferior, realizado en el tiempo y el espacio. Lo cierto 

es que los espíritus de naturaleza elevada, como Jesús y otras 

entidades de reconocida espiritualidad, accionan periespiritual-

mente en forma muy armónica durante la gestación física, pues-

to que preparan y agrupan los mejores elementos genéticos a 

fin de plasmar organismos perfectos y sanos. Se sabe que existe 

cierta predominancia de individuos sanos sobre un porcentaje 

de enfermos y que se atribuye a los ancestrales biológicos, cuyos 

genes son saludables como causa de tal determinismo; mientras 

tanto, la propia ciencia comprueba que de padres sanos pue-

den nacer hijos imbéciles y teratológicos, y en sentido inverso; 

existen progenitores enfermos y primarios que procrean descen-

dientes saludables e inteligentes! Sin lugar a dudas, todo ello 

sucede por causa de un conjunto de acciones kármicas espiri-

tuales, periespirituales, genéticas y de las necesidades evolutivas 

de los reencarnantes y de la respectiva familia. Cada hijo es el 

producto de esas variadas consecuencias que determinaran la 

selección de la carga energética en juego para elaborar el cuerpo 

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