El Evangelio A la Luz del Cosmos
del magnetismo gravitacional que procede de la vida animal.
Pregunta:
¿Cuál es el aspecto definitivo que presenta el pe-
riespíritu después de la desencarnación?
Ramatís:
El periespíritu es un cuerpo muy sutil y de gran
poder de conformación, según sea la mente espiritual que lo
conduce, pues si se trata de un espíritu de capacidad creadora
y de poder de conducción, se amolda fácilmente a la idea de la
mente evolucionada. Pero los estados pecaminosos y negativos
del alma forman también una contextura. periespiritual que lle-
ga a caracterizarse bajo los estigmas de los aspectos animales,
como son la fisonomía equina, bovina, leonina, simiesca y hasta
de conformaciones ofídicas. El semblante del hombre se aseme-
ja a la pantalla cinematográfica, que proyecta, todo aquello que
pasa por su mente, representando los estados del alma sublime,
obien, manifestando las tendencias animalizadas. En verdad,
esa plasticidad, que bajo las líneas de fuerzas proyectadas des-
de la intimidad espiritual, producen tales estigmas en el rostro
humano, es tan solamente la materialización exacta de lo que es
una estratificación periespiritual.
Naturalmente, en cada nueva encarnación, el periespíritu
en su reducción fetal pierde el aspecto familiar y hereditario de
la vida anterior, a fin de absorber y materializarse con las sus-
tancias nuevas y heredadas por el nuevo grupo sanguíneo donde
resolvió nacer. De ahí el motivo porqué los hombres presentan
“tics”, temperamento y manías que aportan el atavismo de de-
terminada familia, porque el nuevo ropaje carnal, materializado
por el periespíritu, trae cierto condicionamiento instintivo que
acciona por la línea de la ancestralidad biológica. El periespíri-
tu siempre es la misma base, fundamental e indeformable que se
materializa de acuerdo con el tipo de sustancia viva que le sirve
de revestimiento en el mundo material. Aunque el hombre pre-
sente aspectos, color, estatura o temperamento que definen un
cierto tipo de conjunto familiar, en su intimidad periespiritual
se mantiene la individualidad forjada a través de los milenios,
la que siempre ha de imponer algo de su estructura adquirida
en el tiempo y el espacio.
Después de la muerte del cuerpo físico y bajo cualquier hi-
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