El Evangelio A la Luz del Cosmos 

figuración del metabolismo periespiritual. Sin embargo, debe-

mos reconocer la lógica deficiencia que tenemos para explicaros 

el fenómeno por medio de las leyes del mundo denso, dado que 

debemos enfocar el campo sutil del mundo espiritual, a través 

de figuras y ejemplos que son extraídos de la vida efímera de 

la materia. En verdad, desde la antigüedad milenaria de los Ve-

das, el periespíritu era conocido como un complejo equipo, que 

estaba dotado de varios sistemas o vehículos que atendían las 

diversas necesidades íntimas y operacionales del espíritu eterno. 

Resumidamente explicamos, que el periespíritu primeramente 

concierne al “cuerpo mental”, o sea el centro de operaciones, 

el cual aglutina, dinamiza y utiliza la sustancia mental del me-

dio ambiente, para que el espíritu raciocine. Le sigue el “cuerpo 

astral” o vehículo astralino, que es el responsable por la ma-

nifestación de las emociones humanas, sentidas por medio del 

organismo carnal. Finalmente, el conjunto periespiritual, que es 

el binomio “mente-emoción”, voluntad-deseo”, pero conforman-

do un cuerpo definido, que no abandona el mundo espiritual en 

base a su altísima vibración.

En lo que respecta a los diversos órganos y sistemas que 

componen el cuerpo periespiritual, es parecido a lo que sucede 

con el cuerpo físico, los cuales serán motivo de estudio en nues-

tra próxima obra, la que atiende a las muy variadas necesidades 

del espíritu en su intercambio con el mundo material. Y como 

el periespíritu es la síntesis de las cualidades del espíritu que 

lo gobierna, entonces se reflejan las virtudes como los pecados, 

las cualidades como los defectos. Es un organismo diáfano y 

luminoso en las criaturas bienhechoras y evolucionadas, pero 

oscuro, grosero y compacto en los seres primitivos y salvajes. En 

baja frecuencia, es cual traje compacto que poseen los primiti-

vos seres de las cavernas, pero después de sublimarse a través 

de muchísimos siglos, alcanza la resplandecencia definitiva del 

ángel, es decir, la túnica nupcial.

Cuando el periespíritu opera en frecuencias o fajas vibra-

torias muy elevadas, se le observa como si fuera un tejido claro, 

sedativo, de muy buen color y agradable perfume; pero, bajo la 

acción mental pecaminosa de la cólera, crueldad, avaricia, en-

vidia, celos, odio o sadismo, se presenta manchado por colores 

284