El Evangelio A la Luz del Cosmos 

sideral y eterna.

Pregunta: 

¿No es de sentido común que la Naturaleza no 

da saltos?

Ramatís: 

Así como el animal presiente y desconfía cuando 

la presa se mueve para huir de sus garras, las pasiones y los 

vicios también atan al hombre cada vez que éste intenta zafarse 

de su dominio negativo. Es necesario, entonces, que la víctima 

ponga en acción todas sus fuerzas positivas, en un solo y arre-

batador esfuerzo, para romper los lazos poderosos de la ani-

malidad. Casi todas las conversiones santificadas de las almas 

pecadoras, o de ricos que optaron por la pobreza liberadora, lo 

hicieron a través de una súbita decisión, heroica y violenta. 

[3]

 Es 

algo semejante al prisionero, que rompe los barrotes de la cárcel 

y emprende su fuga veloz. Aunque esa definitiva liberación la 

haya concebido y alentado en su mente por mucho tiempo, lo 

cierto es que la metamorfosis final se produce en forma instan-

tánea, impetuosa y violenta, justificando el concepto que dice: 

“El reino de los cielos fue tomado por la violencia, porque sólo 

a los violentos les es posible arrebatarlo”.

A pesar del buen sentido que el aforismo popular posee 

sobre que “La Naturaleza no da saltos”, en cuyo curso despier-

ta, crece y perfecciona la forma, lenta y gradualmente, toda vez 

que se comprueba una transformación rápida y beneficiosa, es 

notorio como la violencia acciona el fenómeno. Cuando el cú-

mulo de emanaciones peligrosas, saturan la atmósfera, entonces 

las materias deletéreas originan la tempestad, que comienza su 

curso sigilosamente, en silencio, pero de súbito, rompe violenta-

mente en medio de truenos y relámpagos, a fin de procesar su 

acción purificadora.

Pregunta: 

¿Qué nos podéis decir respecto a algunas religio-

nes e instituciones espiritualistas, cuyos adeptos consideran que 

Nota del Médium: 

En verdad, basta recordar tres conversiones famosas, suce-

didas en la historia, que pueden servir de estimulo y reflexión, cuando María de 

Magdala se convierte súbitamente al Amor de Jesús, Saulo se transforma en algu-

nos segundos en Pablo, en el camino de Damasco, y Francisco de Asís se despoja 

de sus bienes y tesoros del mundo. Por otra parte, es muy constructivo el ejemplo 

ofrecido por Sakyaimuni, que se despoja violentamente de todas sus riquezas prin-

cipescas, para reencontrarse con la pobreza insoluble de su principado.

270