Ramatís

el fenómeno de la vida transitoria y física, sea en el individuo, 

como en las civilizaciones y pueblos, cuando alcanzan el máxi-

mo de sus realizaciones, desaparecen en el vórtice de las inusi-

tadas transformaciones. Lo que aparentemente se deteriora o 

degrada paulatinamente en las formas biológicas, no es más que 

el activa-miento del psiquismo, en el esfuerzo por superarse, y 

que consecuentemente evoluciona para estados más sublimes. 

Siendo así, desaparecen las formas físicas y maduran las fuerzas 

del psiquismo, por el debilitamiento del atavismo animal que 

mantiene la tendencia hereditaria, pero que no puede imponer-

se al principio espiritual superior.

Podría decirse que la vida grosera se disuelve en favor de 

la vida superior, o la vida imperfecta en la perfecta, así como el 

abono se desintegra en el suelo y recompone la belleza floral de 

la especie superior. Bajo el aspecto o apariencia de la “degra-

dación energética”, la vida persiste, no existe extinción, puesto 

que termina plasmando estados superiores, que son provistos 

por la misma energía en fuga y expansión, bajo el aspecto de las 

formas físicas. La vida morfológica comprobada por los cinco 

sentidos del hombre, bajo la metamorfosis energética, alcanza 

dimensiones amplias y precisas. El aspecto grosero de la mate-

ria se sublima en la forma imponderable y superior, y acciona 

en un campo más dinámico de la creación Cósmica. La disolu-

ción del hielo, comparativamente, produce la imponderabilidad 

del vapor de agua, y a través de nuevas transformaciones, alcan-

za el estado gaseoso, como son los elementos simples hidrógeno 

y oxígeno.

Por eso, la vida parece más real, cuanto más simples son las 

cosas y los individuos. Sea la piedra o el elefante, satisfacen más 

el sentido visual y el tacto de los hombres, en base a sus formas 

compactas y ostentivas. La visión humana se satisface de inme-

diato con las formas densas y sólidas, aparentemente más llenas 

de vida y menos vigorosas en su manifestación energética, a 

pesar de ser aún la vida primaria y rudimentaria, mientras tan-

to, esa predominancia o concepción del poder vital, que sacia 

plenamente los sentidos humanos y exalta la morfología física, 

puede ser desmentida científicamente, ante la comprobación de 

que el estado puro de la energía, es aún más vivo, debido a que 

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