Ramatís
de querer conocer la solución correcta sobre la misma. Por el
momento debe satisfacerle el slogan humilde y muy apreciado,
que dice: “Dios es Perfección”. Siendo así, la rosa que se entrea-
bre en la plenitud de su color y perfume, absorbiendo ávida-
mente la luz del sol creador, es más “perfecta”, que el pimpollo
que aún permanece cerrado tímidamente y pugna por manifes-
tarse en esplendorosos colores. Quizá, en base a la dinámica del
proceso que alcanza mayor perfección, en el futuro, ¿no podría
surgir otra rosa más perfecta? Sin duda alguna, si la vida es
eterna, eterna también es la perfección, porque es el atractivo
y la búsqueda con que los hombres tratan de alcanzar eterna-
mente la Felicidad.
Pregunta:
Si Dios es la perfección, entonces el Diablo pa-
saría a ser la base antípoda con que el hombre configuraría esa
Perfección; ¿no es verdad?
Ramatís:
En el proceso de perfeccionamiento del espíritu a
través de las vidas físicas, la Administración Divina estableció
dos campos opuestos, es decir, favorable o perjudicial. Quien
se vuelve un súbdito de Satanás, se estaciona y retarda su pro-
pia ventura en lo que se refiere a su metamorfosis para alcan-
zar el estado de pureza divina. El discípulo del Señor transita
constantemente por la senda de las virtudes, que subliman y
enaltecen la conciencia espiritual. Siendo así, quedó estable-
cida la dinámica que acelera el campo vibratorio del espíritu
del hombre, como un proceso divino, y “aquello” que retarda
la evolución espiritual, apegada a la fenomenología transitoria
de la vida puramente animal. El ángel es el producto de la su-
blimación del linaje animal; por eso tiene el cuerpo de bronce
y los pies de barro. La luz divina faculta a la lámpara humana,
proveyéndole el combustible inferior de la animalidad. Por eso,
un santo pudo haber sido un diablo, y un diablo podrá llegar
a ser un santo. Conforme lo hemos expresado en otros pasajes
de nuestras obras, Gandhi pudo haber sido igual a un Hitler, y
un Hitler, sin lugar a dudas, podrá llegar a ser un Gandhi, tanto
como el Cristo podría haber sido un Nerón, porque éste podrá
llegar a ser un Cristo.
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