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“SED PERFECTOS”

(Mateo, Cáp. V. vers. 44, 46 y 48)

Pregunta: 

¿Qué relación científica existe entre las leyes del 

Cosmos y el concepto de Jesús, cuando dice: «Sed pues vosotros 

perfectos, así como vuestro Padre celestial lo es»?

Ramatís: 

Bajo tal concepto, Jesús invita al hombre terreno 

para desenvolver y adquirir conscientemente las cualidades que 

son permanentes en Dios. Sin lugar a dudas, para que el hombre 

sea perfecto, necesita conocer y aceptar las leyes del universo, 

las que dirigen y disciplinan todas las cosas y los seres en per-

feccionamiento.

El espíritu encarnado en la materia, para alcanzar la per-

fección, necesita ajustarse espontáneamente a los principios 

universales, los que derivan de la Ley Única y de la dirección 

del Creador. De otra forma, el ser humano y las cosas de la vida 

proseguirían fuera del ritmo evolutivo o ascensional, pues aisla-

dos de la Fuente Creadora Divina, perderían el rumbo, tal como 

sucedería al navío que no poseyera brújula. Bajo el amparo y 

la comprensión de esas leyes evolutivas, el hombre alcanza con 

rapidez el curso definitivo y placentero de la vida eterna.

Así como el cuerpo sano debe funcionar absolutamente in-

tegrado a las leyes de la fisiología y la anatomía, el espíritu 

perfecto refleja en si el ritmo armonioso de las leyes que equi-

libran el propio Cosmos. Existe, por lo tanto, una perfecta re-

lación entre las leyes del Cosmos y el concepto evangélico del 

“Sed perfectos” y consecuentemente, todos los hijos de Dios han 

de procurar ser perfectos, cuando se ajusten integralmente a los 

principios menores que se derivan de la Ley Mayor. La concep-

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