El Evangelio A la Luz del Cosmos 

gos, acreedores y deudores, que se aproximan y se ajustan, bajo 

la condición contemporizadora y convencional del hogar hu-

mano. En el seno de la familia terrena, tanto viven los espíritus 

amigos y unidos por el amor, como las almas enemigas y adver-

sas, imantadas por el odio que originaron el pasado. Durante 

el entrenamiento efectivo y los intereses en común, que une a 

los miembros de la familia, se aminoran el odio del pasado y 

cesan los impulsos de rabia, fortaleciendo los sentimientos que 

se acrecentarán con la partida hacia el más allá.

Fuera de su corrección o rectificación individual, cada es-

píritu encarnado depende de la rectificación del conjunto de 

espíritus afines, cuya familia forma una especie de miembro de 

cada pueblo, raza, y consecuentemente, la propia humanidad 

conforma la síntesis del karma del orbe donde viven. Bajo los 

dolores, sufrimientos, necesidades económicas, vicisitudes mo-

rales y dramas de familia, los espíritus reunidos por el mismo 

tipo de delitos, culpas y deudas kármicas, necesitan ampararse 

contra la agresividad exterior, lo cual los ayuda a aminorar las 

manchas y resentimientos recíprocos del pasado. Además, las 

alegrías y afectividades vividas por los miembros de una mis-

ma familia, cuando se proyectan en la esfera del arte, política, 

social, intelectual o deportiva, son como una especie de recom-

pensa y merecimiento por causa de la incomprensión vivida en 

el pasado. La euforia de un miembro de la familia, que es parte 

activa para toda la parentela, aumenta la satisfacción recíproca 

y elimina a la brevedad las animosidades kármicas de vidas pa-

sadas-Como cada familia terrena se compone por las personas 

que tienen afinidad espiritual, atracción y simpatía por el afecto 

recíproco del pasado, o se agrupan por causa de las deudas y 

reajustes kármicos, de allí que existen familias tradicionalmente 

felices, las que pasan por el mundo dejando un rastro de júbilo 

y unidad, que hacen a la felicidad de sus componentes- Mien-

tras tanto, otras familias cargan con el estigma doloroso, una 

especie de atmósfera trágica desde su formación, que sorprende 

a la misma historia. 

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 Existen familias totalmente agresivas, 

Aunque debemos guardar el nombre de la familia, bajo el sentido fraterno, nos 

proponemos dar como ejemplo de esa familia X, compuesta de cinco mujeres y 

cuatro hombres, los cuales terminaron de la siguiente forma: la madre, oriunda de 

una familia de abolengo, se agotó en el vicio del alcohol; el esposo fue asesinado 

en el lugar de trabajo; tres hijos perecieron en los antros de prostitución; dos hijas 

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