Ramatís
debe realizar su nueva experiencia espiritual.
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Sea un espíritu de mucha evolución espiritual o un espíri-
tu primario, poco importa si es merecedor o no de renacer en
tal ambiente, pues está sujeto a las leyes naturales y propias
del mundo donde debe transcurrir su vida. Sería un absurdo
cambiar de inmediato la composición geofísica de cierto orbe
porque allí encarnó determinado espíritu, ¡cuya graduación es-
piritual no aprueba el ambiente donde debe vivir! Existe mucha
diferencia entre el “karma fundamental” del espíritu que se en-
carna en Marte, cuyo planeta es agradable, tranquilo y saluda-
ble, debido al fácil control climático y topográfico conseguido
por los marcianos, puesto que les proporciona una vida física
venturosa, comparada con la naturaleza hostil e inestable de la
Tierra.
El planeta Tierra, debido a su inestabilidad geológica, na-
turaleza agresiva y tosca, es una morada para una humanidad
primaria, dañina, cruel, violenta, vengativa y destructora, y
cualquiera sea el grado evolutivo y la sensibilidad del espíritu
superior que se encarne, jamás podrá huir de las consecuencias
naturales y
propias del medio primario donde necesita habi-
tar. En consecuencia, que el espíritu sea malo o bueno, sano
oenfermo, ignorante o sabio, su “karma fundamental” deriva
intrínsecamente de la naturaleza y reacción que el mundo físico
le ofrece para encauzar su vida humana.
De ahí el motivo por el cual un espíritu de los kilates de
un Francisco de Asís, que era de absoluta renuncia, o mismo
Jesús, que dio hasta la última gota de sangre por su amor hacia
el hombre terreno, sufrieron más que el mismo terrícola, puesto
que éste, para sobrevivir, lucha y se defiende con uñas y dientes,
pero no basa su vida en la tolerancia y amor al prójimo, como
es patrimonio de las almas sublimes. Los santos o espíritus ele-
vados, a pesar de poseer un grado superior en lo sideral, no
pueden librarse de la agresividad de la naturaleza primaria de
un planeta como es la Tierra, ni de la ferocidad de sus habitan-
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Así como el campeón de natación no podrá eludir las consecuencias de tener que
nadar en un río infestado de yacarés, el espíritu santificado tendrá que sufrir los
efectos de las leyes naturales, propias del orbe donde debe habitar. En consecuen-
cia, si la tierra es un planeta primario, los espíritus que en ella encaman, son tam-
bién alumnos primarios que se encuentran bajo un proceso algo fuerte e incómodo,
como es la naturaleza de la escuela planetaria.
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