Ramatís

porque “peca”, como nadie es premiado porque es “virtuoso”, 

mas todo desvío del ritmo que encamina a la criatura hacia 

su ascenso espiritual, resulta una fricción y consecuente reac-

ción rectificadora para la entidad inmortal, existente en cada 

ser. El error cometido es vitalizado por el consumo de energía 

de baja vibración, debido a que son fuerzas oriundas del reino 

animal primitivo y que sustentan el campo del instinto inferior. 

Después de consumida la energía primaria, resta eliminar las 

impurezas que se adhirieron al periespíritu, que es el resultado 

de la puesta en marcha de los deseos inferiores o de la violencia 

mental y astral de la persona.

Cuando el hombre viste un traje de lino blanco, convie-

ne alejarse de los ambientes grasosos para evitar la suciedad; 

mientras tanto, esa grasa que puede ser un “pecado” o mancha 

en el delicado traje de lino, es una loable “virtud” y un símbolo 

de eficiente trabajo con el mameluco del mecánico. La virtud y 

el pecado reflejan cada cosa en su correspondiente lugar, y cada 

hecho es un efecto útil conforme a su tiempo y necesidad cir-

cunstancial. Lo que fue una virtud, como gloria y consagración 

para la tribu de los antropófagos, que comían las carnes del 

valiente guerrero abatido a fin de heredar su heroísmo, hoy es 

un pecado ignominioso y un crimen a la luz de la civilización. 

La virtud de antes puede ser desestimada en la actualidad, así 

como el hombre del siglo XX come un pollo asado para adquirir 

las proteínas deseadas, pero ha de ser un hecho muy censurable 

si ello sucediera en medio de las humanidades evolucionadas de 

otros planetas, cuya alimentación obedece únicamente en base 

a legumbres y frutas.

Pregunta: 

¿Cómo acciona el proceso del «Karma» en esa 

motivación científica e independiente de castigo alguno, pero 

que conduce a los espíritus en falta hacia su rectificación com-

pulsiva?

Ramatís: 

En base a los hechos dolorosos e indeseables que 

suceden en la vida humana, los reencarnacionistas afirman que 

las criaturas en sufrimiento físico o moral, están “pagando deu-

das” o “sufriendo” su karma del pasado. En realidad, el espíritu 

sufre en sí mismo el efecto censurable que provocó en el pasado, 

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