El Evangelio A la Luz del Cosmos 

forma a todo hombre. Si no fuera así, Jesús hubiera mentido 

cuando afirmó, que “Ninguna oveja se perderá del aprisco del 

Señor”. Ningún espíritu se ha de perder, porque inicia su vida 

como individuo, destacado en el seno de la Divinidad, prime-

ro siendo egoísta, egocéntrico, mezquino y feroz, para después 

cultivar las delicias del espíritu, cuyo amor incondicional es un 

campo de magnetismo divino en constante renovación hacia la 

meta de la ventura eterna.

La oruga se apega a los elementos del suelo, que le provee su 

medio de vida; en tales condiciones ama las cosas groseras, feas 

e impuras de su mundículo primario y nauseabundo; después 

ensaya los primeros impulsos de afecto hacia lo puro. Cuando 

desecha su envoltura viscosa y repugnante, y se transforma en 

irisada mariposa; no sólo substituye su antigua alimentación, 

obtenida en los residuos del suelo, sino, que pasa a alimentarse 

del delicado néctar de las flores y comienza a volar libremente 

por los aires, simbolizando al amor puro. El gusano modificó el 

metabolismo del amor primario por la vida terrestre, para luego 

vibrar en una frecuencia elevada y revolotear encantadoramen-

te sobre las poéticas flores. Liberado de su mundículo, donde se 

arrastraba penosamente al nivel inferior del suelo, es indudable 

y evidente que modificó su preferencia y sublimó su afecto al 

ingresar al reino alado, que es belleza y alegría.

Admitiendo comparaciones para alcanzar mayores escla-

recimientos, sería una tontería e insensatez que la mariposa, 

habiendo alcanzado la sublimación del mundo alado y gozando 

del suave y delicado perfume de las flores, quisiera retornar a 

su antigua e inferior forma terrena. Bajo similar punto de vis-

ta, el espíritu del hombre no puede servir simultáneamente al 

mundo de los bienes materiales, cuya dedicación exige su accio-

nar egoísta y especulativo, y al mismo tiempo servir al reino de 

Dios, que requiere todo amor y servicio incondicional. Sería lo 

mismo que el ejemplo figurado del gusano que por un tiempo 

vive adherido a las impurezas del suelo o bienes materiales del 

mundo físico, cuando ya siente pulsar en su intimidad espiritual 

la naturaleza sublime del “reino de Dios”, es decir, el anhelo de 

querer volar sobre el paradisíaco mundo de las flores. De la 

misma forma se emanciparon Jesús, Buda Krishna, Francisco 

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