El Evangelio A la Luz del Cosmos
como “imantación magnética” que sufre todo poseedor de los
bienes materiales. Por fuerza de su avaricia y apego a los valores
transitorios del mundo físico, el espíritu queda apresado a las
regiones del mundo inferior y astralino, padeciendo angustias y
sufrimientos constantes, ante el miedo de perder aquello que le
significa el mayor bien de su vida.
El “reino de los cielos” es imponderable con relación al
mundo compacto y gravitacional de la materia. En esos pla-
nos celestiales predomina el estado mental de los espíritus, y no
existen atracciones ni presiones del medio ambiente, pues todos
se mueven libremente sin sentir atracción exterior opresiva. Po-
dría decirse que el ángel está exceptuado de cualquier acción
gravitacional del “mundo material” y transita libremente por las
regiones paradisíacas sin pensar en inquietudes materiales. Sólo
el espíritu totalmente purificado del peso material del mundo
físico puede mantenerse en absoluto y perfecto equilibrio en el
ambiente de la vida eterna y espiritual.
En consecuencia, el pobre que no posee bien alguno pe-
netra con más facilidad en el “reino de los cielos”, porque no
lo atrae nada sobre la superficie del mundo físico, cuya vida,
ajena a codiciar bienes terrenos, fue la constante preparación y
favorecimiento incondicional para ser merecedor a los “bienes
del cielo”.
Infelizmente, el hombre rico es el esclavo de sus bienes,
pues trata de conservarlos y aumentarlos; además, se engaña a
sí mismo cuando sirve a un servicio religioso, creyendo que en
parte se está ganando “el reino de los cielos”, pero mal sabe que
acrecentar sus bienes es imantarse a su fuerza atractiva. De ahí
que, después de su muerte física, sufre el peor de los desenga-
ños, al comprobar en su propia espiritualidad, que “no se puede
servir a dos señores”, porque si ama a uno, desprecia al otro.
Evidentemente, el rico que vibra espiritualmente en favor de sus
empleados y obreros, que administra la fortuna terrena y accio-
na como un administrador honesto y esmerado, está sirviendo
a “un solo Señor”.
Pregunta:
Respecto al enunciado de Jesús que dice: “Es
más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un
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