El Evangelio A la Luz del Cosmos 

Pregunta: 

Cuando Jesús menciona que “mi Reino no es de 

éste mundo”, ¿también se ajustaría a la interpretación doctrina-

ria, si hubiera dicho; “mi Reino no es de éste reino” o “mi mundo 

no es de éste mundo”?

Ramatís: 

En otras oportunidades hemos dicho que Jesús no 

empleaba una vírgula de más o de menos en sus máximas evan-

gélicas. En su autenticidad angélica, jamás se servía de vocablos 

imprecisos o que fueran substituibles para exponer su pensa-

miento definitivo y correcto. Tampoco usaba cualquier artificia-

lismo o elocuencia rebuscada para resaltar su prédica, como es 

común entre los oradores del mundo profano. En un puñado de 

vocablos familiares, exponía la síntesis de una virtud o revelaba 

el estado de un espíritu angélico. Cada vocablo y cada frase po-

seían la fuerza estructural del basamento de su pensamiento y 

afirmaba las bases del edificio evangélico.

Únicamente las criaturas primarias o melodramáticas son 

afectas a la verborrea, puesto que desperdician palabras sin 

motivo alguno. Los indecisos e insensatos son los que utilizan 

frases inadecuadas para expresar la naturaleza de sus pensa-

mientos. Los sabios son sencillos y comunicativos cuando de-

sean exponer sus constructivos pensamientos, mientras que los 

seudo sabios, utilizan frases complejas, académicas y rebusca-

das, cuya finalidad es aparentar algo más difícil de lo que es 

necesario, puesto que suponen que han de juzgarlos más sabio, 

por ser más difícil de entender. Lo citado, en la actualidad, es 

muy frecuente por parte de la demostración que ofrecen los lí-

deres o jefes de grupos partidarios, en especial los del sector 

político, cuyas ambiciones se traducen por los mensajes que 

ofrecen, cuya índole vacía, fría y calculadora son la pauta de su 

sentir íntimo.

Por lo tanto, existe una gran diferencia de sentido entre el 

vocablo “mundo” y “reino”, que Jesús expuso maravillosamente 

en su enunciado espiritual. La palabra “mundo”, expresa el uni-

verso físico, creado, lo que puede ser alcanzado por los deseos 

y sentidos humanos. El mundo es para todos, y la tierra, por 

lo tanto, es para la generalidad de los terrícolas, es decir, es el 

mundo de los hombres terrenos. Cuando decís, ahí en la tierra, 

que tal persona es “un hombre de mundo”, se está refiriendo al 

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