El Evangelio A la Luz del Cosmos 

que también ajustan la Luz Cósmica de Dios, conforme a las 

necesidades de cada mundo físico y sus respectivas humanida-

des. Existe una jerarquía divina, lógica y sensata, subordinada 

a los Cristos Hemisféricos, Galácticos y Constelatorios, electos 

a su desarrollo de conciencia. A través de esos munificentes y 

soberanos Espíritus, el Creador fluye y adapta su Luz Original 

a cada orbe en el voltaje adecuado a las necesidades y conforme 

a la receptividad de sus hijos.

Pregunta: 

Sabiendo que Jesús no es el Cristo, ¿entonces 

debemos considerarlo como un hombre aventajado, por haber 

realizado una tarea espiritual poco común?

Ramatís: 

Jesús no fue un hombre aventajado, ni nombrado 

para una tarea incomún; fue elegido 

[4]

 por su elevada sabiduría 

y excelso amor, puesto que aún es la única entidad que dirige a 

vuestra humanidad, y que es capaz de servir de eficiente inter-

mediario, puesto que como tal, tuvo la más correcta e inaltera-

ble cualidad de transfundir el mensaje de Amor del Cristo Te-

rráqueo. Jesús fue el sublime médium de la entidad arcangélica, 

responsable por la conciencia espiritual de vuestro orbe; espe-

cie de eslabón vibratorio, que proporcionó la fluencia de amor 

crístico hasta la mayor capacidad de asimilación por parte de 

la humanidad terrena. Debéis tener presente que actualmente 

Jesús es el gobernador de toda actividad espiritual, social y aun 

científica de la tierra, y le cabe la inmensa responsabilidad de 

trazar los rumbos y destinos de los hombres, bajo el incentivo 

liberador del Evangelio. Recordando la honestidad y rectitud de 

un maestro amoroso y leal, Jesús, hace dos mil años, decidió por 

medio del sacrificio, tomar un cuerpo físico, padecer y sufrir, a 

fin de despertar a sus tutelados para el amor, aunque se trataba 

de hombres primarios.

En su sabiduría sideral, estaba sabiendo perfectamente el 

estado psíquico de vuestra humanidad, pues los “pecados” de 

los hombres eran el fruto de su inmadurez espiritual. No su-

frió por los insultos, traiciones, incomprensiones y crueldades 

Ver la obra Del País de la Luz, capítulo IV, volumen I, psicografiado por Fernando 

Lacerda, en Portugal, en donde el espíritu de Napoleón dice lo siguiente: “El elegido 

siempre es escogido; pero el escogido no es elegido. El elegido fue escogido por Dios 

para hacer el Bien por el Bien; el escogido puede hacer el Bien por medio del Mal. 

El elegido fue Jesús. Yo fui escogido.” En esta comunicación, Napoleón compara su 

existencia turbulenta y ambiciosa, con la tierna y amorosa misión de Jesús.

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