Ramatís

mine, florezca y fructifique la simiente divina, existente en el 

interior de cada uno. No obstante, insistimos, el terreno bueno 

no siempre es productivo, porque hasta en los hombres bien for-

mados e intencionados cambia la capacidad de producir, como 

así también la sensibilidad de entender.

Pregunta: 

¿Existe alguna relación entre la enseñanza del 

«Sembrador» y la máxima del Evangelio, que dice: «La planta 

crece por sí misma día y noche»?

Ramatís: 

Tanto la enseñanza del “sembrador” como los con-

ceptos evangélicos que son correlativos y que giran alrededor de 

la simiente van dirigidos a la centella espiritual del Creador —el 

hombre—, que muchos tratan de sofocar o anular, en su vibra-

ción y expansividad divina. Todo sembrador reconoce su cuota 

de sacrificio, pues arrojando la simiente en forma constante e 

incondicional en todos los terrenos, debe tener en cuenta que no 

siempre ha de haber una cosecha total, y que, en lo que se refie-

re al alma humana, es el fruto de la diferencia de entendimiento 

y receptividad espiritual de las personas.

Es evidente que nuevas lecciones pueden extraerse de la 

atrayente parábola del sembrador porque Jesús, al exponer sus 

enseñanzas casi en forma personal, ofrecía motivos para captar 

interpretaciones de orden superior. La simiente es uno de los 

más valiosos y expresivos símbolos de esclarecimiento espiri-

tual utilizado por Jesús en su tarea mesiánica. La simiente po-

see en su intimidad, la futura planta, como el hombre trae en su 

interior el universo entero; ella se transforma en vegetal cuando 

es colocada en terreno fértil, tal como lo hace la palabra del 

Señor, cuando despierta la espiritualidad de los seres y activa la 

contextura íntima de la conciencia. La simiente de una misma 

especie vegetal puede germinar y presentar diversas variedades 

de plantas, que se distinguirán por sus colores y formas diferen-

tes entre sí, aunque sean de un mismo origen, como sucede con 

las orquídeas; así sucede con la misma prédica espiritual que 

despierta y activa el colorido psíquico entre los participantes 

de la misma graduación, pero con experiencias reencarnatorias 

diferentes.

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