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EL SEMBRASOR

(Mateo, 13; 1-13; Marcos, 4; 1-20 y Lucas, 8; 4-15)

Pregunta: 

¿Cuáles son los aspectos más esclarecedores de 

la parábola del Sembrador, tan conmovedoramente expresada 

por Jesús en su inolvidable «Sermón de la Montaña”?

Ramatís: 

Las figuras y aún aquello que pareciera sin im-

portancia, expuesto en las parábolas por Jesús, deben exami-

narse con cariñosa atención, porque son mensajes que definen 

los diversos aspectos y estados del espíritu del hombre, y están 

relacionadas con el “Reino de Dios”. En la parábola del “Sem-

brador” desde su comienzo se vislumbra dos elementos fun-

damentales y de gran significado espiritual en su enunciación 

verbal. Primero, debe distinguirse al sembrador como símbolo 

del hombre pacífico, que labra la tierra, siembra y produce, en 

vez de destruir o perjudicar. Además de la presencia del labra-

dor con su actividad creadora y útil para la colectividad, Jesús 

destacó el campo o el terreno, es decir, el lugar de su trabajo; 

en fin, la base donde debe trabajar el sembrador. De esa forma, 

el sembrador está representando o ejemplificando al trabaja-

dor del Señor, que siembra la palabra redentora y distribuye 

las enseñanzas liberadoras del mundo ilusorio de la materia; el 

caso simboliza a la humanidad, con los variados tipos de espí-

ritus, donde los buenos están simbolizados en el terreno fértil, 

los malos en el terreno pedregoso, y los desatentos y haraganes, 

configurado por la semilla, que es alimento de los pájaros.

En esa parábola, el Maestro no resalta o da valor alguno a 

la figura de ningún guerrero uniformado o que porte armas des-

tructoras, que pueda teñir de sangre la delicada plantación de la 

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