Ramatís

caz sobre las excelsas enseñanzas de Jesús.

Rajo la vestimenta poética de las parábolas y de los concep-

tos evangélicos trascendentales, se encuentra el sublime mensa-

je espiritual, que expone directrices morales para el espíritu en-

carnado; y aún más, se encuentra oculta una realidad científica 

del Universo sintetizada en el microcosmos de la obra humana. 

El terrícola, a pesar de su primitivismo e ignorancia tradicional 

sobre el Espíritu Inmortal, ya se muestra más sensible e inge-

nioso para percibir las bases creativas y científicas de la vida. 

Es capaz de comprender que el sublime e indestructible edificio 

del Evangelio, es la miniatura de las leyes que rigen al Cosmos.

Aunque nuestra simple argumentación no pueda realzar 

un poco más la belleza eterna del Evangelio, del Cristo Jesús, 

sin embargo, insistimos en recordar a la humanidad afligida 

e insensata, que ha de ser destruida por sus propios inventos 

mortíferos y por la eclosión indisciplinada de las fuerzas desin-

tegradoras de la vida humana, siempre que sigan ignorando la 

ruta salvadora del “Evangelio”.

Las parábolas, los conceptos y las normas de ese maravi-

lloso mensaje, son autenticas condensaciones de las leyes cós-

micas del Universo. Jesús, además de ser un avanzado psicólogo 

sideral, instructor moral y maestro espiritual de nuestra huma-

nidad, posee el más alto índice de conocimiento y experiencia 

científica que gobierna a vuestro mundo. Bajo la simplicidad 

de la poesía y el encanto conmovedor de sus parábolas palpita 

el “micro-esquema” de las leyes y los principios fundamentales 

del Cosmos, al igual que la energía eléctrica de elevado voltaje 

se va graduando sensiblemente hasta cumplir con la necesidad 

de la simple lamparilla que ilumina el modesto cuarto. Hay un 

ritmo, una dinámica y cadencia poco común en la exposición 

evangélica, que demuestra a los espíritus sutiles la miniatura 

de la legislación creativa y cósmica. Las mismas leyes que rigen 

el inmensurable metabolismo del Universo, están genialmente 

sintetizadas en los conceptos y parábolas inolvidables de Jesús, 

así como la contextura gigantesca del roble se miniaturiza po-

tencialmente en el crecimiento de la pequeña semilla.

A través de las palabras tiernas y llenas de esperanzas del 

Cristo Jesús, fluye la fuerza del Verbo de la Creación. Por eso, el 

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