Ramatís

deja de ser una debilidad y hasta raya en lo ingenuo. ¿Cuál es 

vuestro parecer?

Ramatís: 

El hombre evangelizado, el héroe sideral, el ver-

dadero vencedor de la batalla de la vida humana, sabe perfec-

tamente que sus mayores enemigos son los vicios, las pasiones 

y los placeres extravagantes. Son bienes transitorios y perece-

deros, y no tienen las cualidades del espíritu inmortal. Aunque 

se le considere tonto, o pobre de espíritu, porque se substrae 

de la competición violenta del mundo carnal, el evangelizado 

es un alma libre y emancipada, que sabe dominar las fuerzas 

animales, que intentan dominarlo y someterlo a la vida ilusoria 

del orbe físico.

Paradójicamente, en esa eventual “debilidad humana”, es 

donde reside el poder y la gloria del espíritu evangelizado, por 

lo cual se libera definitivamente de la coacción de las formas 

ilusorias de la materia. El hombre que renuncia incondicional-

mente a las luchas humanas, para ceder lugar a sus oponentes, 

sin duda alguna, que se le titula de excéntrico, que trata de 

cultivar en el mundo físico una ley extraña e inaccesible a las 

personas, acostumbradas a vivir constantemente en lucha por 

cosas que ni siquiera tienen valor. El evangelizado es un débil 

delante del mundo del César y fácil presa de la rapiña ajena, o 

un aparentemente fracasado de cualquier tipo de iniciativa cuyo 

provecho sea personal. Mientras tanto, ese supuesto mendigo 

que ambula entre los ambiciosos, es el gigante, indestructible y 

poderoso que utiliza armas superiores, para un reino donde la 

vida es única porque es definitiva.

Pregunta

: El hombre evangelizado, al considerarse como 

tal, durante el tiempo de su existencia física, ¿no deja de contri-

buir y participar en los problemas cotidianos de sus compañe-

ros de jornada educativa?

Ramatís: 

Aunque se dice que el tiempo no existe, en su 

forma positiva, como un hecho en el seno del universo, lo cierto 

es que el tiempo es una cualidad indestructible y que existe en 

toda la eternidad. El tiempo existe, como existe Dios. Sea cual 

fuera el concepto expuesto por la filosofía humana, el tiempo 

es esencial y no tiene substituto, cuando es desperdiciado. La 

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