Ramatís
Son directrices de comportamientos que en su realización en
el mundo de las formas, abren científicamente las puertas del
infinito, para la libertad del espíritu humano.
El Evangelio, como suma de bases sublimes y definitorias
en el universo entero, promueve a la brevedad, la metamorfosis
del hombre en ángel, porque el hombre, después de evangeliza-
do, vive en sí la síntesis microcósmica del macrocosmos.
Pregunta: ¿
Entonces, toda actividad y ejemplos vividos por
el Cristo Jesús entre los hombres, se fundamentaron específica-
mente en los principios científicos del Cosmos?
Ramatís:
La Ley de Dios es perfecta, jamás se modifica
para atender particularidades o privilegios personales. Tiene
por función, adecuar sabiduría y perfección para todos los seres
de su Creación. Jesús, en su fidelidad espiritual, ejemplificó en
sí mismo, cómo debe ser la vida humana, y después, cómo se
asegura y sublima el ascenso angélico. Su vida en la tierra, fue la
condensación de las leyes que rigen el Cosmos. El se autoprocla-
mó con justicia que era “el Camino, la Verdad y la Vida”. Las re-
glas del Evangelio, demostradas por la vida correcta y evolutiva
de las humanidades, en los mundos físicos, corresponden a los
mismos esquemas o planos disciplinados que rige la vida de las
constelaciones, de los planetas y asteroides que pulsan en el uni-
verso. De esa forma, Jesús vivió en la tierra, bajo la regencia de
las leyes que gobiernan el Cosmos, y las ejemplificó en perfecta
ecuanimidad con las acciones y transformaciones microcósmi-
cas de los hombres que vibran a la luz protectora del Evangelio.
En consecuencia, su Evangelio es la síntesis para orientar
el comportamiento humano sobre la tierra, en perfecta sinto-
nía con los postulados científicos de las leyes del macrocosmos.
Además, en el corto plazo de 33 años terrenos, Jesús realizó
el resumen de todas las pasiones humanas, vividas a través de
muchos milenios de aprendizaje y culminando con la emancipa-
ción espiritual del hombre.
Pregunta:
Con propiedad, ¿queréis decir, que Jesús vivió
personalmente la reducción de esas leyes que gobiernan el Cos-
mos, en vez de buscar solución a sus necesidades, por la vía
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